¿Se acuerdan ustedes de esta expresión?. Los que ya pasamos de cierta edad
la escuchamos alguna vez de nuestros padres cuando "nos atrevimos" a
hablar de las "cosas relacionadas con el sexo" (genitales, deseo
sexual,...). Algunos cuentan que la cosa era aún peor: caía algún cachetón y la
consiguiente reprimenda:
Y nos callábamos, claro, a ver si no; no sólo por la bronquilla o por el
cachetón sino por la vergüenza que pasábamos por habérsenos ocurrido mencionar
el asunto.
Sin embargo eso no nos impedía sentir como sentíamos, experimentar mil
cambios y no saber muy bien a qué venía todo eso casi como de repente; ¿cómo
era que nuestra amiga de toda la vida dejaba de ser una niña y la veíamos -los chicos- con
ojos completamente nuevos?, ¿cómo es que ahora ya no nos daba vergüenza
cogernos de la mano sino que lo andábamos deseando?, ¿cómo podíamos imaginarnos
auténticas películas con tal o cual como si fuésemos ya marido y mujer
inseparables el uno del otro y de por vida?,... ¿cómo es que a las chicas les
crecen los pechos y los chicos experimentamos ciertas emociones cuando descubríamos
en alguien un atractivo que nos secuestraba no sólo la vista sino también los
pasos?,...
Buscábamos revistas, las mirábamos a escondidas, leíamos todo lo que
tuviera que ver con esto de las relaciones sexuales, preguntábamos a quienes
sabíamos que no nos iban a echar la bronca por hablar de estas cosas,... y así
íbamos haciendo... hasta que un día, por fin, mamá o papá se armaban de valor y
nos preguntaban por fulanito o menganita,... y al tratar de explicarnos algo
sobre esas relaciones solíamos contestar:
- "Sí, papá/mamá,... vale,...". Mientras por dentro pensábamos:
"No se entera de nada, no sé qué se estará pensando o si cree que soy
tonto". (Nos creíamos que ya lo sabíamos todo o como mínimo más que
nuestros padres que nos parecían "chapados a la antigua").
Siempre han habido excepciones, muchas o pocas, pero siempre ha habido de
todo y lo que ha faltado con creces en una familia ha sobreabundado en otras y
gracias a eso siempre ha habido una gran diversidad también en la forma de
percibir la sexualidad y nuestra forma de vivirla.
No
somos sexuados por accidente.
Somos sexuados, hombre o mujer, desde el mismo instante en que somos
concebidos (así lo dice clarísimamente la ciencia); otra cuestión es o pueden
ser las formas en que queramos vivir nuestra sexualidad o si nos sentimos
identificados con el cuerpo que somos (el cuerpo forma parte de nuestra
identidad personal, no es una cosa ni una simple pertenencia, con él
interactuamos con nosotros mismos y nuestro entorno).
La sexualidad tiene dos finalidades esenciales:
- Permitir la continuación de la
especie. El placer que experimentamos en el acto sexual no es casual:
tiene que ver con esta finalidad y es tanto más fuerte cuanto mayor es la
conexión entre la pareja.
- Expresar el amor, el afecto y
mutua donación del uno al otro.
Optar sólo por una de estas finalidades es entrar en un reduccionismo que
empobrecerá la relación de pareja; pero aún es peor utilizar la sexualidad
únicamente para el disfrute como un bien en sí mismo desconectándolo totalmente
de su sentido; cuando el hedonismo sexual es lo que prima ponemos a la persona,
especialmente "al otro", por debajo de intereses que nada tienen que
ver ni con el amor ni siquiera con el respecto al otro.
La
industria del sexo y nosotros.
¿Interesa al sistema capitalista, que tiende a mercantilizarlo todo, el que
los padres y madres "eduquemos a nuestros hijos en relación con lo
afectivo-sexual"?,... en modo alguno, nunca.
- No es casualidad que la
industria o negocio del sexo sea el más grande del mundo (y no exageramos:
miren si no las innumerables páginas-web de contenido claramente
pornográfico, revistas sin cuento, anuncios explícitos en la prensa
escrita -en España existe ese tipo de publicidad en la que la mujer es
presentada únicamente como un objeto para el placer-, prostíbulos y "locales
de alterne" y similares,... teléfonos que supuestamente son para una
oferta de empleo y acaban desembocando en ofertas de sexo fácil -no
digamos nada de esas redes y supuestas empresas gestoras de empleo que
venden ofertas laborales inexistentes y esconden la más pura y dura
explotación sexual de mujeres y niñas sobre las que se ejerce una relación
de esclavitud, trata de personas y que campan completamente a sus anchas
debido a la gran indefensión en la que se hallan esas PERSONAS
sometidas a tan cruel trato... todo por el negocio del sexo;...y mil etc.
más).
- Cosificación e instrumentalización de la persona, hombre y -sobre todo- mujer y sus atributos sexuales, para promocionar la venta de mil y un artículos comerciales, fomentando un desmesurado culto al cuerpo, a la imagen,... por encima de todo valor espiritual o trascendente.
- El negocio abortista, también
el de la "pastilla del día después", el de los anticonceptivos,
contraceptivos y preservativos,... hunden sus raíces también en este
negocio y quienes los defienden -incluso contra toda lógica o necesidad
real (porque también hay razones o circunstancias en las cuales se hace necesarios algunos de estos medios, especialmente los preservativos)- saben perfectamente qué intereses económicos hay tras ellos -nada
filantrópicos-.
- Existen además ideologías que
hacen el juego a esta corriente capitalista y consumista del sexo que
reclaman el aborto como simple decisión de las mujeres que no desean
continuar con un embarazo, ignorando o callando deliberadamente la verdad
de que "ese ser que fue concebido, en el momento mismo en que el
espermatozoide fecundó el óvulo en el vientre de la mujer, no es ninguna serpiente
ni un caracol, tampoco es un pedrusco o un simple objeto,... es un SER
HUMANO" que tiene tanto valor como la propia madre o el padre y
tiene, como ser humano que es, idéntica dignidad y derechos como cualquier
otro de su especie. Pero estas ideologías pregonan que "los adultos
tienen capacidad de decidir que ese nuevo ser pueda o no seguir
viviendo"... como si nosotros fuésemos dueños de la vida de otras
personas.
Sólo con lo expuesto hallamos sobrados motivos para tomarnos esto muy en
serio. Al sistema mercantilista que todo lo quiere cosificar -incluyendo a las
personas- y a las ideologías que lo sustentan y fomentan les parecerá
innecesario -incluso inconveniente para sus intereses- este esfuerzo por nuestra parte y pensarán -porque así hacen- que:
- "Lo importante es dar información a los jóvenes de cómo practicar sexo sin que ellas queden embarazadas.
- Facilitar la presencia del
preservativo y demás medios anticonceptivos o contraceptivos también para
evitar esos embarazos no-deseados.
- No importa tanto lo afectivo en
las prácticas sexuales: lo importante es disfrutar del sexo, dejando en
segundo lugar todo lo demás.
- ...".
La realidad es que "nunca antes había habido tanta información en
materia sexual y sin embargo nunca se había dado una proporción tan elevada de
embarazos no-deseados,..." lo cual demuestra que "no basta sólo con
dar información"; hay que dar esa información pero antes, durante y
después de ella hay que aportar criterios, sentido y profundidad a las
relaciones afectivo-sexuales.
Y esta tarea es de los padres y madres en primer lugar, somos los más
adecuados y más competentes al respecto. Hay razones de mucho peso para haber
llegado a esta conclusión:
- Estamos hablando de una
dimensión de la persona que es profundamente constitutiva: alberga al
menos esas dos grandes finalidades de las que antes hemos hablado.
- Estamos hablando de dignidad
humana: tanto de las personas que intervienen en una relación sexual en
todo su proceso (lo sexual no tiene que ver únicamente con lo genital)
como de esa tercera que puede ser resultado de esta relación sexual (y esa
persona nueva tiene dignidad y es merecedora de todo respeto y defensa,
precisamente por ser la más necesitada de ayuda).
- Estamos hablando del deseo de
FELICIDAD que anida en el corazón de todo ser humano y que es incompatible
con esa otra "felicidad" del que la tiene -o dice tenerla- pero
a costa de la otra parte". ¿Cómo estamos orientando a nuestros hijos para
que sean también felices en sus relaciones afectivo-sexuales?.
- Estamos hablando de la propia
constitución de nuestra personalidad humana: estamos hechos para el
ENCUENTRO, para la RELACIÓN,... y nada de eso es posible cuando
cosificamos tanto a las personas, las utilizamos, que convertimos lo
sexual en un simple negocio -muy lucrativo por cierto- o simple expresión
de los instintos más primarios pero sin contar con el BIEN COMÚN.
En
resumen.
- No tengamos reparos en hablar
con nuestros hijos sobre lo afectivo-sexual, especialmente cuando sean
ellos quienes de alguna manera nos saquen el tema, no huyamos de ello ni
esperemos a que sean otros quienes lo hagan por nosotros.
- Hagámoslo con naturalidad, sin
miedos ni tabúes, llamando a las cosas por su nombre o de tal manera que
los hijos nos entiendan perfectamente.
- Si acaso al respecto detectamos
falta de información o formación (por nuestra parte)... busquemos esos
recursos, mirémoslos con detenimiento, analicémoslos críticamente y
ofrezcámoslos a nuestros hijos si comprobamos que pueden ayudar en la
formación que nosotros como padres y madres educadores queremos
ofrecerles. O bien, utilicemos de ellos todo aquello que nos pueda parecer
provechoso o necesario y seamos nosotros mismos quienes se lo hagamos llegar
dicho a nuestra manera.
- Escuchemos con atención sus
preguntas, observaciones, dudas,... acojámosles,... y busquemos siempre y
en todo caso la construcción de caminos que les lleven a ser personas
felices: consigo mismas y en sus relaciones, al mismo tiempo que
muestran ese mismo deseo y respeto por "la otra parte"... porque
esa "otra parte" es "otro yo" que también quiere y
necesita ser feliz y merece el mismo respeto que merezco yo.
PARA LA REFLEXIÓN EN FAMILIA:
- ¿Hablamos con nuestros hijos
sobre el sexo o su sexualidad?, ¿cuándo solemos hacerlo, con ocasión de
qué?.
- ¿Cómo reaccionamos cuando
sorprendemos a nuestros hijos ojeando una revista pornográfica o viendo
una página web con ese mismo contenido?; ¿hacemos diálogo sereno al
respecto... o nos limitamos a descalificar esa conducta reprimiéndola de
inmediato?, ¿qué efectos logramos eligiendo una u otra postura?.
- ¿Desde cuándo se puede educar
en la sexualidad a los hijos?, ¿se puede educar a los hijos en ella desde
sus años de la infancia?, ¿cómo?.
- ¿Estamos de acuerdo con los
cuatro puntos señalados en el último apartado "En resumen"?,
¿qué otros añadiríamos?.
PARA AMPLIAR, CONTRASTAR O PROFUNDIZAR:
- Curso "Educación afectivo-sexual".
- Educación afectivo-sexual.
- ¿Basta con informar sobre sexualidad?.
- Hablemos de sexo, guía para padres.
LIBROS RECOMENDADOS:
- Hablemos de sexo con nuestros hijos. (Este libro lo pueden hallar también en la Editorial STYRIA).
- Aprendamos a amar.
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