Según
un estudio publicado en la revista médica American Journal of Epidemiology, los
hombres que piensan que su mujer no les quiere lo suficiente son tres veces más
propensos a desarrollar una úlcera.
Y en
otro estudio que se realizó haciendo un seguimiento a mil mujeres a las que
acababan de diagnosticar cáncer de mama, al cabo de cinco años se contabilizó
el doble de fallecimientos entre las que aseguraron haber recibido poco cariño
en su vida.
Por
último, entre los hombres con patologías cardíacas, los que se sienten amados
por sus esposas presentan la mitad de síntomas que el resto, según indica otro
estudio.
Si le
pregunta a un médico, éste le dará explicaciones científicas sobre estos
fenómenos.
Le explicará que nuestro cerebro y nuestras emociones juegan un papel importante sobre el ritmo cardíaco y sobre nuestro sistema inmunitario, regulados por las hormonas producidas por la hipófisis, una glándula situada en el cerebro.
Le explicará que nuestro cerebro y nuestras emociones juegan un papel importante sobre el ritmo cardíaco y sobre nuestro sistema inmunitario, regulados por las hormonas producidas por la hipófisis, una glándula situada en el cerebro.
Y es
cierto. Los pensamientos negativos, el sentimiento de no ser amado, afectan a
la respuesta inmunitaria, someten las arterias a presión y desencadenan la
producción de ácidos en el estómago, que pueden favorecer la úlcera. Por el
contrario, sentirse bien, y sobre todo sentirse querido (por su cónyuge, pero también
por otros miembros de su familia y por los amigos) estimula la capacidad de
autosanación del cuerpo.
Pero lo
importante no son los mecanismos por los que el amor se manifiesta, sino más
bien cómo expresar su amor o amistad a quienes le rodean, especialmente a los
que sufren, o a los que están enfermos, para ayudarles a sanar. El
problema no es tanto que no sintamos amor hacia los demás, sino que nos cuesta
encontrar la manera de expresarlo.
Los
cinco lenguajes del amor.
Según
el psicólogo y terapeuta de pareja Gary Chapman, no todos tenemos la misma
forma de expresar nuestro amor, lo que puede dar lugar a graves malentendidos.
Hay cinco maneras de expresar el amor:
- Para algunos, es a través de palabras de aprecio (lenguaje n° 1). Por ejemplo, con frases como “Estás muy elegante con ese traje”, “Has hecho un excelente trabajo”, “La comida está deliciosa”, “Conduces fenomenal”, “Gracias por tu ayuda”...
- Para otros, se trata de compartir tiempo y momentos de calidad (lenguaje n° 2), es decir, cuando dejamos toda actividad para ocuparnos del otro, para salir a un restaurante o pasear los dos solos.
- Otros son más sensibles a los regalos (lenguaje nº 3) que, por supuesto, constituyen una manera excelente de decir “te quiero”. Los regalos no tienen por qué ser caros. Puede ser un ramo de flores o una camiseta que al otro le ha gustado en un escaparate y que no se atrevió a comprar. Los niños no dudan en mostrarnos que nos quieren regalándonos algo fabricado por ellos o unas simples flores recogidas en el campo.
- Ayudar o hacer favores (lenguaje n° 4) funciona especialmente bien para algunos. Gary Chapman lo explica así: “Me refiero a todo lo que usted cree que puede complacer a su pareja, como cocinar, poner la mesa, pasar la aspiradora, limpiar, cambiar los pañales al bebé, pintar el dormitorio, ocuparse del mantenimiento del coche...”.
- Por último, el lenguaje nº 5 es el contacto físico. Las caricias, y no sólo las que tienen una connotación sexual: poner la mano sobre la de su pareja a la hora del café, estar abrazados mientras se ve la televisión, besarse en un semáforo rojo,...
Para asegurarse
de que aquéllos a quienes usted ama perciben ese amor, debe comprobar que
utiliza el lenguaje (o los lenguajes) que ellos entienden.
Un
juego para determinar cuál es su idioma y el de su pareja.
Le
propongo el juego del depósito lleno, en el que cada uno le plantea al otro:
“En una escala de 0 a 10, ¿cómo de lleno piensas que tienes tu depósito
emocional respecto a cada tipo de lenguaje (palabras de aprecio, tiempo de
calidad, favores, regalos y caricias)?”.
Después
de obtener la respuesta, la siguiente pregunta es: “¿Qué puedo hacer para
aumentar el nivel?”.
Ahora
cambien los papeles, para que ambos tengan su depósito emocional lleno.
“¿Qué
es lo que más me duele de todo lo que mi pareja hace o deja de hacer?”.
“¿Qué
es lo que yo reclamo más a menudo a mi pareja?”.
“¿Cuál
es mi forma más frecuente de expresar mi amor a mi pareja?”.
Si, por
ejemplo, la suya es hacerle favores a menudo (lenguaje nº 4), es probable que
usted mida el amor que usted recibe de su pareja también en función de la
cantidad de veces que él o ella hace cosas por usted. Pero, ¿no será que su
pareja ha tratado de expresar su amor por otro de los cuatro medios (palabras
de aprecio, tiempo de calidad, regalos o caricias), sin que usted haya prestado
suficiente atención?.
Si
siente que las cosas han cambiado entre usted y su pareja, y eso que han vivido
juntos momentos maravillosos, pregúntese: “En aquel momento, ¿qué era lo que me
gustaba tanto de él (o de ella)?. ¿Qué cosas decía y hacía que alimentaban mi
deseo de estar cerca?”. Estos recuerdos le pueden dar una idea de cuál es el
tipo de lenguaje de amor que a usted le llega con más claridad.
Los
lenguajes del amor también se aplican a los niños.
Las
palabras de aprecio (lenguaje nº 1) brotan fácilmente cuando el niño es muy
pequeño y día a día nos maravilla con sus avances. Pero la comunicación entre
un adulto y un niño puede empobrecerse rápidamente y de forma radical a poco
que nos descuidemos. ¿Le suena este diálogo con su hijo?:
- “¿Qué
tal ha ido el día?”
-
“Bien”.
- “¿Te
gusta tu profesor de este año?”
- “¿Has
hecho nuevos amigos?”
-
“Sí".
- “¿Son
simpáticos?”
-
“¡Sí!"
-
“Pronto llegan las vacaciones. ¿Estás contento?”
-
“¡Pues sí!”
-
“¿Sigues jugando al fútbol?”
- “Sí”.
- “Eso
está bien”.
Esta
manera de “comunicarse” con su hijo obviamente es catastrófica a largo plazo,
ya que se trata de una falsa comunicación. El niño no descubre ni aprende nada,
ni el adulto tampoco. No hay intercambio, no hay enriquecimiento mutuo, no se
transmite ninguna emoción. No hay una comunicación que vaya construyendo la
relación.
Una
manera mucho más eficaz para iniciar una conversación con un niño, incluso si
es muy pequeño, es compartiendo de forma sencilla, y por supuesto con
sensibilidad, cosas interesantes de su propia vida:
“Hola Antonio, ¿qué tal te ha ido el día? Yo he llegado tarde al trabajo esta mañana porque había un accidente terrible en la carretera (bla, bla, bla...)”. “En la oficina, me llamó un cliente que estaba furioso: le habían entregado una planta tropical en vez de un taladro eléctrico (bla, bla, bla...)”.
“Hola Antonio, ¿qué tal te ha ido el día? Yo he llegado tarde al trabajo esta mañana porque había un accidente terrible en la carretera (bla, bla, bla...)”. “En la oficina, me llamó un cliente que estaba furioso: le habían entregado una planta tropical en vez de un taladro eléctrico (bla, bla, bla...)”.
Verá
que el niño no se pierde una palabra de las “aventuras” que usted le cuenta y,
muy probablemente, cuando usted termine su relato, su hijo se pondrá
espontáneamente a hablar de cosas que son importantes para él, sin que usted
tenga que tirarle de la lengua.
En
cuanto al tiempo de calidad (lenguaje nº 2), puede consistir en participar en
algún juego que al niño le guste especialmente, incluso simplemente en salir a
hacer algo con él. Pero la forma más eficaz es dedicarle un poco de tiempo (y
de reflexión) y hacerle descubrir algo importante de su vida, por ejemplo, de
su trabajo.
Hay
demasiados niños que no saben en qué consiste realmente la profesión de sus
padres. No obstante, aun cuando su actividad sea particularmente difícil de
entender para un niño (director de proyectos de marketing, por ejemplo),
reflexione y se dará cuenta de que hay muchas pequeñas tareas que usted realiza
como parte de su trabajo y que un niño puede comprender perfectamente. Tomarse
el tiempo de introducir a un niño en esta parte de su vida es una manera
fantástica de ayudarle a crecer.
Respecto
a los regalos (lenguaje nº 3), su papel será precisamente ayudar a su hijo a
valorar las pequeñas cosas, los detalles. Cuando regale, intente que sus
regalos transmitan el mensaje de cuánto ha pensado al comprarlo en quien va a
recibirlo y cuánto hay detrás, en lugar de simplemente llenar a sus
hijos de caprichos.
Ayudas
y favores (lenguaje nº 4): desde que los niños vienen al mundo, los padres les
bañan, les visten, les lavan la ropa, les preparan el desayuno… Los chavales
necesitan ir ganando autonomía poco a poco, asumiendo responsabilidades y
aprendiendo a manejar las pequeñas frustraciones y esfuerzos que lleva
aparejada la vida. Dentro de ese contexto, las ayudas y favores que les presten
los padres (ayudarles a arreglar la bicicleta, ayudarles con sus tareas
escolares...) serán también para ellos una manifestación del amor de sus
padres, y no simplemente algo normal a lo que tienen derecho por el simple
hecho de ser sus hijos y que no hay que valorar.
Contacto
físico (lenguaje nº 5): vasto tema, apasionante. Hoy sabemos que los bebés
prematuros que no son acariciados regularmente crecen mucho menos. A los niños
les encanta acurrucarse, abrazarse, que les rasquen; es parte de sus
necesidades fisiológicas. El problema se complica en la adolescencia, pero
insistiendo un poco, usted puede llegar a convencer a su hijo adolescente de
los beneficios del masaje en la espalda, por ejemplo.
Hay
muchas maneras de hacer crecer el amor en su familia y entre sus seres más
cercanos. Y no lo olvide: ¡así mejorará la salud de todos!.
Autor del artículo: Juan-M.
Dupuis
Artículo original: https://www.saludnutricionbienestar.com/tag/demostrar-amor/
Artículo original: https://www.saludnutricionbienestar.com/tag/demostrar-amor/
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Fuentes empleadas por el autor:
- J. H. Medalie, K. C. Stange et coll., in American Journal of Epidemiology, 1992, vol. 136.
- P. Reynolds, P. T. Boyd et coll., in Cancer Epidemiology Biomarkers & Prevention, 1994, vol.
- J. H. Medalie and U. Goldbourt, in American Journal of Medicine, 1976, vol. 60.
- Gary Chapman, The Five Love Languages: How to Express Heartfelt Commitment to Your Mate, 2004.
- Los cinco lenguajes del amor.
- Los cinco lenguajes del amor (vídeo).
- El lenguaje del amor en nuestros hijos.
- Por qué es tan importante usar el lenguaje afectivo con los niños.
- Carencias afectivas de nuestros hijos.
- Si le quieres... díselo.
- Afectividad.
- Desarrollo afectivo.
- Construyendo con las preguntas: abiertas y cerradas.
PARA LA REFLEXIÓN Y DIÁLOGO EN FAMILIA:
- ¿Qué idioma o idiomas de los mencionados en este artículo son los que más empleamos en nuestras relaciones para expresar los afectos?, ¿qué nos está favoreciendo para practicarlos más que los demás?.
- ¿En cuál o cuáles de ellos podríamos avanzar o mejorar?. ¿Cómo lograrlo?.
- ¿Con qué dificultades nos encontramos?. ¿Qué podría aportar uno mismo para superar esas dificultades?.
- ¿Qué otras estrategias podrías llevar a la práctica para expresar a quienes están contigo tus afectos?. ¿Cómo hacerlo?.
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