No es la primera vez que abordamos este tema, ya lo hicimos en "Uso educativo de internet", pero sigue
habiendo demanda de este asunto buscando "pautas más concretas" que
las que en aquel artículo proponíamos. Las sugerencias recibidas no van a caer
en saco roto así que... allá vamos:
Empecemos por leer el artículo: "España, líder europeo en adicción adolescente a internet."
- ¿De qué nos está hablando este
artículo?, ¿qué nos llama la atención?.
- ¿Por qué ha sido publicado este
artículo en la sección de "SALUD, Psiquiatría Infantil"?.
¿Qué nos está diciendo esto?.
- ¿Hay elementos de juicio
suficientes para darle importancia a este tema?.
- ¿Es la adicción a internet
menos grave que lo que pueda ser a cualquier droga?.
Un vistazo a nuestra realidad.
La adicción a internet no es cualquier
cosa: provoca daños cada vez más graves tanto en la psicología de la persona
como en su capacidad para relacionarse con las demás personas, incluso en su
desarrollo físico.
Salir de esta adicción no es tampoco sólo cosa de dejar de navegar y ya
está; existe un proceso muy similar al que se sigue en toda adicción y provoca
los mismos daños en cualquier familia en la que se produzca esta adicción como
los que pueda provocar cualquier droga.
Pero hay otras cuestiones a valorar ya que el excesivo tiempo dedicado a
estar pendiente de la red a través de ordenadores, telefonía móvil, etc... lleva
a:
- Aumentar el riesgo de acoso escolar (grooming,
sexting, cyberbullying). Hace sólo una década quien sufría acoso escolar
por parte de algunos compañeros del colegio o instituto lo sufría en las
horas de clase y hasta el día siguiente no volvía a ver a sus
acosadores ni recibía de ellos mensaje alguno, pero en la actualidad ese
acoso es constante, las 24 de cada día, a través de las redes sociales,
WhatsApp, SMS,... y se realizan vídeos, fotos, grabaciones de voz,... a
escondidas y luego se suben a la red, etc... Y cuando por fin se logra borrar todo eso... el daño ya está sobradamente hecho.
- Agravarse los problemas de salud tanto físicos como
psíquicos. Tratar de restringir a partir de ese agravamiento el uso abusivo de
sus dispositivos conlleva a aumentar las tensiones y alterar las
relaciones padres-hijos; no obstante... algo hay que hacer antes de dejar
avanzar al problema.
- Disminuir el tiempo dedicado a
los estudios al dedicar un promedio de más de dos horas diarias a
internet a través de cualquier dispositivo y programa conectado a la red.
Esto supone necesariamente un serio recorte en el ejercicio de la responsabilidad
de los estudiantes (ya que esas más de dos horas diarias no son
precisamente para "estudiar") y, por lo tanto, influirá
negativamente en los resultados académicos.
- Crecer y expandir la vanalización de la sexualidad y cosificación de las
personas a través del cybersexo. La pornografía se ha
desarrollado exponencialmente a través de la red; la palabra
"sexo" es la más buscada en la red y dentro de los 4,2 millones
de páginas-web dedicadas a la pornografía hallamos un abanico inmenso
de posibilidades, incluyendo pederastia, pedofilia, prostitución e incluso
trata de personas camuflada de simple comercio con el sexo.
- Aumentar las pérdidas en empresas en las que hay empleados
(peones y directivos) adictos a la red que llevan a disminuir rendimiento
global, pérdidas millonarias e incluso despido de trabajadores.
- ...
Dicen quienes acuden a los centros docentes dando charlas al respecto y
advirtiendo de estas cosas que "hay un gran desconocimiento de los riesgos
en los cuales los menores incurren; tampoco son conscientes del alcance que
puede tener el cyberbullying: lo que para algunos es una broma sólo "medio
pesada" para quienes la sufren es un palo irreparable -porque lo
es-".
En muchas ocasiones, añaden, "los adolescentes observan en esto la
mayor naturalidad del mundo y no con poca frecuencia aseguran que en casa lo
hacen también sus padres y... no pasa nada".
Cada vez en más casos de desapariciones "misteriosas" de niños y
jóvenes -sobre todo chicas- se han descubierto relaciones de estos menores con
gente que en realidad no eran quienes decían ser:
En las redes sociales, añaden, "nadie es quien dice ser; detrás de un
nombre de mujer y de una edad adolescente puede haber un hombre de 40 ó 50 años
o de menor edad que sabe muy bien a lo que va y cómo lo quiere conseguir".
Y... ¿qué hacemos?.
¿Eliminamos
internet de los hogares?. ¿Atiborramos los equipos informáticos de sistemas de
seguridad para que los hijos no entren en determinadas páginas o servicios?,...
La clave está en EDUCAR EN EL USO RESPONSABLE DE LA RED y de los
dispositivos conectados a ella, ni más ni menos.
¿Por qué?,... pues porque aunque en casa echemos el cerrojo de mil maneras
ese apaño no servirá cuando nuestros hijos estén fuera de casa y con el
agravante, además, de que ni siquiera podremos tener ni idea de lo que ellos
hacen en esos lugares.
Y...
¿cómo hacemos para "educar en el uso responsable de internet"?.
Vamos a insistir en algunas ideas en las que ya entramos en su día, pero
también añadiremos algunas más en esta entrada:
- Informarnos nosotros mismos de
lo que es la red y de sus casi infinitas posibilidades, riesgos, ventajas
e inconvenientes.
- Informar a nuestros hijos de
esto mismo pero de manera positiva más que negativa: darles pautas para
manejarse en la red teniendo en cuenta el "para qué" y
"cómo" para rentabilizar tiempos y esfuerzo; para que ello les
suponga un beneficio y no lo contrario.
- Razonemos con nuestros hijos el
porqué y, sobre todo, el para qué de nuestra propuesta al respecto y
busquemos su implicación: propuestas que salgan de ellos mismos y
prácticas coherentes que sirvan para un control y autocontrol efectivo en
el uso de internet.
- Establezcamos unos mínimos
familiares en los que todos, padres e hijos, nos comprometamos para llevar
a cabo un uso no adictivo ni perjudicial para miembro alguno de la
familia:
- Marcar unos tiempos
específicos de uso del móvil, ordenador, videojuegos,... a lo largo de la
semana de tal manera que nunca los sobrepasemos y se acoten en unos horarios
determinados.
- Determinar, por ejemplo, que
en cuanto llegue el momento de la merienda en casa se dejan los móviles
en un cestito apagados completamente, y sólo se emplearán al finalizar
las tareas que haya que realizar y durante unos minutos a la hora fijada.
- En las horas de las comidas,
no dejar jamás abierta ni la televisión ni tampoco aparato alguno
conectado a internet; que las horas de la comida sean espacios para
comunicarse, COMUNICARSE, la familia entre sí, más que en ningún otro
momento del día.
- Jamás encerrarse nadie en su
habitación o en el baño con el móvil, comprometerse a dejarlo fuera.
- El ordenador con acceso a
internet... en un espacio común, no en las habitaciones.
- ...
- Busquemos el objetivo de que
nuestros hijos ejerzan el autocontrol y aprendan a superar la ansiedad
"por no tener el móvil u otros aparatos electrónicos pegados a sus
manos a cada segundo".
- Siempre y en todo caso,
inculquemos el respeto sagrado que merece toda persona, de tal manera que
jamás se pueda decir de ellos que actuaron como verdugos de otras personas
ni como cómplices de otros en ese acoso que otras personas puedan sufrir.
- Al mismo tiempo, enseñémosles a defenderse y prevenir el cyberacoso por parte de otros: evitando dar datos personales a través de las redes sociales (imagen real de su personas, nombres reales, señas de localización geográfica, etc...).
- Fomentemos la realización de actividades de tiempo libre en las cuales participemos todos sin necesidad de que intervengan videojuegos, móviles, etc... aportando con ello alternativas que mejoren la convivencia, la comunicación directa, real -no virtual- entre las personas.
- Y, sobre todo, seamos ejemplo
para nuestros hijos. Si a los adultos nos puede llegar a costar
despegarnos de un móvil... ¡cuánto más a nuestros hijos!. Prediquemos con
el ejemplo: demostrémosles con los hechos y actitudes cómo vivir sin
depender del móvil ni redes sociales, etc...
- ...
PARA LA REFLEXIÓN EN FAMILIA:
- ¿Sospechamos que podemos ser
nosotros mismos adictos al móvil, a internet, al ordenador?. Busquemos
información sobre el tema de los "síntomas" y veamos si se
cumplen en nosotros.
- ¿Sospechamos que alguno de
nuestros hijos es adicto a internet, móvil,...?, ¿en qué lo notamos?. ¿Qué
hemos hecho hasta la fecha para ayudarle a descubrir esa dependencia?, ¿ha
funcionado?; si no ha funcionado ¿cuáles pueden haber sido las causas?.
- ¿Qué podemos hacer cuando un
hijo presenta claros síntomas de adicción, la reconoce pero no sabe cómo
salir de ella?. ¿Qué recursos sociales conocemos que pueden orientarnos y
ayudarnos a ayudar a nuestro hijo a salir de esa adicción?.
- ¿Conocemos los nombres y contraseñas
que nuestros hijos utilizan en las redes sociales, correo electrónico
y...?. Puede ser perfectamente que nos fiemos totalmente de nuestros hijos
pero ¿nos fiamos de todos sus contactos, sobre todo de aquéllos que no
sabemos quienes son realmente?; si no es así,... algo habrá que hablar con
nuestros hijos.
- ¿En qué nos tiene que hacer
pensar que un hijo o hija busque más el contacto con "amigos"
irreales que con quienes estamos cada día a su lado?. ¿Cómo hacer cambiar
esto?.
PARA AMPLIAR, CONTRASTAR O PROFUNDIZAR:
- Uso de internet entre los españoles.
- Sobre la adicción a internet y a la telefonía móvil.
- Adicción a las redes sociales e internet en general y
sus consecuencias.
- La
adicción a internet y sus efectos.
- Adicción al uso de internet.
- Uso de las nuevas tecnologías y riesgo de adicción.
- Cómo actúan los cyberacosadores sexuales.
- Cyberbullying.
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