Antonio Silvestre, silvestre12@gmail.com
MADRID.
"Queridos hijos:
Hace
poco que he terminado una asignatura que se llama como esta carta: “Educar para
la vida”, y repasando sus textos me he puesto a pensar en si realmente os
estamos educando para la vida. Quizá la primera pregunta sería: ¿Os estamos
educando?. La respuesta a esta cuestión me la sé: Claramente, sí. Tanto Mamá
como yo os hemos dado, os estamos dando, la mejor de las educaciones que somos
capaces. Nunca tengáis ninguna duda sobre eso, aunque ahora haya cosas que no
entendáis. Pero ¿educar para la vida?.
Me he
puesto a pensar si mis padres o los padres de mamá nos educaron para la vida, y
se me han saltado las lágrimas. Ninguno de ellos acabó nunca una carrera
universitaria, casi ni el equivalente del bachillerato de ahora. Y vaya si nos
educaron para la vida.
Nos
enseñaron que todas las personas somos iguales, que no hay personas superiores
a otras, da igual de donde vengan. No sé si alguna vez usarían la palabra
solidaridad, que suena a más moderna, pero nos enseñaron que hay que arrimar el
hombro, con lo que se pueda. Ayudar al que lo necesita en la medida de tus
posibilidades.
Nos
dijeron que la educación y el respeto son las cosas más importantes para
relacionarte con las personas. Respeto por todas las personas y por su trabajo,
aunque te parezca insignificante. Cada persona es importante.
También
nos dijeron lo importantes que eran otras cosas, quizá más pequeñas, menos trascendentales, como ser puntuales, y
disfrutar de todo lo que haces. Que merece la pena seguir luchando por muchas
veces que la realidad se obstine en demostrarte lo contrario. Nos mostraron el
valor de la amistad y seguro que tuvieron su parte de culpa en que sigamos
conservando tan buenos amigos. Nos
dieron la oportunidad de encontrarnos con Dios, a su manera, sencillamente, un
Dios que luego hemos ido conociendo y asumiendo
nosotros.
Pero,
sobre todo, nos enseñaron a querernos. Aprendimos lo que es querer con pasión a
tu pareja, a comprender lo que significa la familia, lo que es tener a tu lado,
a alguien que te quiere incondicionalmente.
Eso sí que es un máster. Y eso es exactamente lo que nos gustaría dejaros. Esos
valores que queremos compartir con vosotros y tratamos, no sé si con más o
menos éxito, de trasmitiros.
Queremos que seáis capaces de asombraros. Que miréis a vuestro alrededor y cada día descubráis algo nuevo, que sintáis la vida como un don. Y que penséis en todo lo que ha tenido que pasar para que estéis aquí y ahora, y que por eso os sintáis pequeños, humildes pero absolutamente indispensables. Sin vosotros todo sería distinto.
Queremos que seáis capaces de asombraros. Que miréis a vuestro alrededor y cada día descubráis algo nuevo, que sintáis la vida como un don. Y que penséis en todo lo que ha tenido que pasar para que estéis aquí y ahora, y que por eso os sintáis pequeños, humildes pero absolutamente indispensables. Sin vosotros todo sería distinto.
Estamos
muy orgullosos de vosotros y sabemos que en algunas cosas lo estamos haciendo
bien, por lo menos en lo que tiene que ver con la familia, porque se nota en
esos abrazos espontáneos que de vez en cuando nos dais, o en esos “te quiero”
que a veces se os escapan. Queremos mostraros nuestros valores con el ejemplo.
La solidaridad, el esfuerzo, el respeto, la tolerancia. Pero no os confundáis,
la tolerancia no es que todo vale, eso sería relativismo y de eso ya tenemos
bastante en esta sociedad.
Hay que
luchar por lo que uno cree, sin imposiciones pero con la firmeza necesaria.
Y sobre
todo queremos transmitiros nuestra fe. Nunca dejéis de creer. Sentíos siempre
privilegiados y elegidos de Dios. Y de una manera o de otra, como podáis,
hacedlo en comunidad. Nuestra experiencia nos ha mostrado que es fundamental.
Sería
lo mejor que nos podría pasar, que un día, con el pasar de los años, pudierais
decir: “Nuestros padres sí que nos educaron para la vida”.
PARA LA REFLEXIÓN EN FAMILIA:
- ¿Qué es "educar para la vida", según el autor de esta carta: Antonio Silvestre?.
- Si tuviéramos que sintetizar esta carta en una o dos palabras ¿qué expresión emplearíamos para definirla?.
- ¿Qué nos dice de la fe Antonio Silvestre?, ¿qué relación hay entre ella y el resto de valores de los cuales habla?.
- ¿Qué importancia le damos en nuestra familia a la expresión de los afectos: abrazos, besos, frases cariñosas,...?, ¿cómo lo potenciamos?.
- Si acaso hallamos lagunas en nuestro modo de educar en valores... ¿podríamos darle la vuelta a esta situación mejorable?, ¿cómo?. Pensémoslo a solas y luego hablémoslo con la pareja, veamos las maneras y lancémonos a vivirlo... por largo que nos parezca el camino (lo importante no es el punto en el que estamos sino la dirección en que nos movemos).
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