¿Es peligroso andar por la calle saludando a la gente?, ¿es acaso un delito?, ¿es cosa de tarados o idiotas?, ¿es una de esas cosas que ahora están mal cuando antes estaban muy bien?, ¿es ridículo hacerlo cuando muy poquísima gente lo sigue haciendo?. ¿será que con la COVID nos abdujeron a todos y nos llevaron a un planeta donde comunicarse con los cercanos es cosa de tiempos ya pasados?....
Todos los días salgo del techo que me cobija y me dirijo al trabajo voluntario caminando, son apenas 4 km que hago muy a gusto pues hacer ejercicio de esta manera, además de barato (no me cuesta ni un céntimo), es muy saludable; me permite parar donde quiera el tiempo que me apetezca; me da ocasión de contemplar todo con calma, me aporta tiempo para pensar, comunicarme con quienes me encuentre; no tengo problemas de aparcamiento cuando llegó al lugar ni he de preocuparme por mi vehículo... que soy yo mismo pues tengo entrada en cualquier espacio y no ocupo apenas lugar. Cuando mi jornada concluye... regreso al hogar igualmente caminando y disfrutando de lo mismo de nuevo pero en un momento distinto del día.
Pero hay algo chocante.
Mi padre en mi infancia me aconsejó siempre "saludar a toda persona con quien me cruzara en cualquier camino, calle,..." y me explicaba razones que van más allá del formalismo: había valores tales como el "poner atención al otro, expresar buenos deseos para con los demás, hacer evidente que nos importa cada persona, dar ocasión para la comunicación,..." así que entendí que efectivamente eso debía hacer y... eso he hecho muchas veces, no siempre, también es cierto.
Con la COVID eso quedó bastante difícil porque primero nos encerraron a todos bajo amenazas de multa si te pillaban fuera de casa y no tenías una excusa convincente; podías saludar pero a los de casa o bien por teléfono o a través de las redes sociales... pero la cosa ya no era como antes especialmente con los cercanos pues algunos ya te miraban como un portador asesino y más si se enteraban que te habías negado a ser vacunado.
Cuando ya las mascarillas han quedado para espacios cerrados y en aglomeraciones de gente y ya todo el mundo puede volver a verte tu sonrisa o tu cara de mala... uno intentaba retomar aquello de los "buenos días" (si es por la mañana), "buenas tardes" (por la tarde) o "buenas noches" (por la noche),... uno ha recibido muy bonitas respuestas, alegres la mayoría, mas... también han habido muchos silencios como respuesta y hasta miradas que venían a decir: "¿Qué carajo le pasa a éste?".
No estamos acostumbrados a lo bueno.
Si a alguien le prestas el coche (sin pedirle nada a cambio)... por supuesto lo agradece mucho pero se sorprende y te dice: "Eres una especie en extinción, casi nadie hace esto que acabas de hacer". Por cierto ¿saben ustedes que Hacienda penaliza a quien regala un coche? -te cobran más por eso que si lo vendes- compruébenlo si quieren; es decir, te desgravan los donativos a entidades pero en este país se penaliza la generosidad con las personas cercanas.
Si compartes casa con alguien y dejas una cartera con dinero dentro al alcance de todos para que cuando alguien necesite algo y no tenga para comprar pueda ir a esa cartera y coger lo que necesite sin pedir permiso ni dar cuentas de lo que cogió... te dicen: "Eso es muy arriesgado, te expones a que se aprovechen de ti y parezcas tonto".
Si decides hacerte socio de una ONG (CÁRITAS, por ejemplo) y donar lo que a final de mes te sobra en tu cuenta corriente (sabiendo que al mes entrante vas a recibir el ingreso de tu nómina) te califican de "irresponsable, porque no sabes lo que te va a pasar mañana y un día u otro además te puede hacer falta para cualquier cosa". Muy pocos hay que entienden tus razones para actuar así.
...
¿Qué tienen en común estos tres ejemplos y muchos más que se podrían citar?.
En los tres se da un movimiento de uno hacia los demás, salimos de nosotros mismos y de nuestros intereses particulares y nos encaminamos hacia el Bien Común; en los tres hay altruismo, generosidad, solidaridad,... precisamente todo lo contrario hacia lo que nos empuja este sistema que a todo le pone precio, todo lo cosifica, mercantiliza para buscar no el Bien Común sino exclusivamente el bien particular (especialmente de los ya muy poderosos, casualidad). Y bueno si de paso al otro le caen unas migajas.... pues vale, así tranquilizamos la conciencia ¿verdad?.
¿Cómo educar para el Bien Común?.
Si decides practicar la amabilidad, saludar todos los días a toda persona con quien te encuentres y le desees un buen día, una buena tarde o una buena noche... puede que alguno te mire como si estuvieras mal de la cabeza pero... estás dando muestras de la dirección en la que te mueves: ir más allá de tu ombligo, de la punta de tu nariz, abrirte al otro sin hacer distinción de personas.
Enseñemos a nuestros hijos la cortesía, a saludar cada día a las personas con quienes se encuentren; a dar gracias cada vez que reciben un bien de alguien; a pedir las cosas "por favor" o "con permiso", nunca a las bravas; a reconocer sus errores cuando los cometan y pedir disculpas (no se hunde el mundo por ello); a perdonar los errores de los demás y evitar el rencor; a estar atentos a las necesidades de nuestro entorno cercano y lejano y adelantarse a ayudar cuando observen que necesitan una colaboración que ellos puedan proporcionar;...
Enseñemos a salir del ostracismo, aislamiento al que el sistema nos quiere condenar. De lo contrario estaremos haciéndole el juego y reproduciendo nosotros mismos sus propios esquemas: esos mismos que nos están ya haciendo un enorme daño en todos los sentidos.
Las personas crecemos y somos más nosotras mismas en la medida en que nos abrimos a los demás. Por lo tanto, enseñemos caminos de apertura al entorno natural y social, entre ellas con algo tan sencillo como dar los "¡buenos días!" a todo el mundo cada día, les conozcamos o no, sea la primera vez que les veamos o hayan sido ya un montón. Practicar la generosidad, el altruismo, solidaridad, la comunicación, compartir ideales, proyectos de vida común,... todo lo que nos lleve a ir más allá de nuestro ombligo, de la punta de nuestra nariz.
Empecemos por nosotros mismos pues el ejemplo es la mejor manera de predicar.
Santi Catalán
santi257@gmail.comPARA AMPLIAR:
- Sobre la falta de cortesía en nuestra vida cotidiana.
- Cómo practicar la cortesía y la amabilidad.
- Educamos: la amabilidad.
- Amabilidad.
- ¿Qué conclusiones generales obtenemos tras la lectura de este artículo y de los enlaces con él relacionados, además de los de "para ampliar"?.
- En una escala del 0 al 10 ¿qué nota nos pondríamos a nosotros mismos en amabilidad y cortesía y por qué?.
- ¿En qué y cómo podemos mejorar nosotros mismos en cortesía y amabilidad?.
- ¿Cómo educar a nuestros hijos de manera que aprendan con actitud positiva a ser corteses y amables: con el resto de la familia, amistades, vecinos,...?.
- ¿A qué nos podemos comprometer desde ya para mostrar gestos que indiquen que "nos abrimos más a los demás" y somos por lo tanto capaces de vivir los valores que este artículo nos propone?.
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