miércoles, 15 de abril de 2020

"Cuando salgamos de ésta..."

¿Cuántos de nosotros hemos leído o escuchado esa expresión?, ¿cuántos la hemos pronunciado o escrito también?. Es algo ya muy común.
En su fondo hay un deseo inmenso de vivir el ENCUENTRO (entre familiares, amistades, compañeros/as de trabajo, vecinos, compañeros de militancia social, política, eclesial,..) de una manera nueva, distinta a lo que fue, más sincera, auténtica, realmente vivida y entusiasmada.
Pero... ¿en todo?, ¿vamos a RENOVAR realmente todo?, ¿nos satisfacía plenamente nuestro modo de vivir y relacionarnos anterior al coronavirus?, ¿era bueno para nuestro planeta nuestra manera de producir, consumir,...?.
Las preguntas son muchas y unas se sucederían a otras casi en tropel a poco que fuésemos dándoles respuesta.
Hemos descubierto en este confinamiento muchas cosas que estábamos pasando por alto y, por otra parte, otras a las que concedíamos un excesivo valor hasta convertirlas en un absurdo. Cada cual, desde su experiencia podría anotar muchos elementos que ilustrarían con muchos datos concretos esta generalidad.
En el artículo de hoy queremos pararnos al menos en algunos capítulos importantes.

Nosotros, cada persona, y nuestra familia.

¿Qué hemos descubierto de positivo en este confinamiento, en todas estas horas que estamos pasando "en familia"?. Miremos el asunto desde la perspectiva positiva. ¿Hemos vuelto a comer todos juntos?. La vida azarosa anterior a veces llevaba a tener horarios distintos para las comidas y... eso de comer todos a la misma hora y en el mismo espacio... era sólo cosa del pasado.
¿Hemos recuperado al menos este valor?, ¿qué pensamos ahora de este detalle?.
Poner la lavadora, tender la ropa, recogerla, plegarla,... Barrer, quitar el polvo, fregar el suelo... Cocinar, poner la mesa, recogerla, fregar la loza,... Ver una película juntos, comentarla después,,... escuchar música y disfrutarla,etc... ¿Hemos hecho en esto algo más y mejor que antes?, ¿cómo nos hemos reorganizado, cómo estamos y nos sentimos ahora?.
Hay tantos detalles... pero en todo cabe una cuestión más para llegar a lo práctico: ¿qué hemos recuperado y que no queremos dejar perder más nunca?, ¿qué hemos hallado de nuevo y que vemos necesario incorporar a lo bueno que había entre nosotros?. ¿Cómo lo vamos a llevar a cabo?.

Mundo laboral.

Uno de los grandes problemas que genera el trabajo remunerado es que con mucha frecuencia genera conflicto con la atención a la familia. Los horarios y calendarios laborales suelen ir a contrapelo de los que la familia necesita y se hacía muy difícil por lo tanto conciliar los horarios familiar y laboral.
En no pocas empresas nos decían que era imposible modificar horarios y calendarios pero de repente muchas empresas han parado o están realizando su cometido de manera muy diferente a como antes se realizaba y ello no ha supuesto el cierre (en algunas, autónomos, por desgracia sí). ¿Qué significa esto?, ¿eran o no posibles "otros horarios, otro calendario"?. ¿Podríamos negociar con nuestras empresas un cambio al respecto y lograr con ello conciliar mejor los horarios familiar/laboral?. ¿No ha llegado también en esto la hora de replantearnos esta cuestión?. ¿A qué podrían comprometerse los empresarios junto con nosotros?.

Cuidado de nuestra Casa Común.

Empezando por casa:
  1. Comprando lo que sea de verdad necesario y evitando caer en las consabidas trampas consumistas, produciendo la menor basura posible, separando y reciclando los desperdicios, reutilizando o rehabilitando aquello que parezca inservible en lugar de botarlo inmediatamente a la basura, ahorrando consumo de agua, electricidad,... Consumo consciente.
  2. Llevando a los comercios nuestros propios utensilios para llevar la compra a casa: nada de emplear bolsas de plástico (ni compradas ni regaladas) en todo lo posible; interesándonos por el modo con que ha llegado lo que compramos hasta nuestras manos: vivir un auténtico consumo responsable (lo que aparenta ser barato... suele llevar aparejadas muchas y graves injusticias previas: tanto con las personas como con el Medio Ambiente).
  3. Comprando a ser posible en los comercios de nuestro barrio: así evitamos contaminar con los coches, aparte de ahorrarnos el importe de la gasolina y tiempo, además de favorecer las economías familiares, locales y con toda seguridad más ecológicas que lo que viene desde miles de km hasta nosotros (dicen que lo de las grandes superficies es ¿más barato?, pero... aunque fuese verdad ¿compensa realmente?, ¿sólo hemos de mirar el bolsillo... o deben haber otros criterios mucho más esenciales?).
El próximo 16 de este mes se celebra el "Día contra la esclavitud infantil" ¿nos hemos preguntado qué es eso y por qué se produce?, ¿somos responsables de esa lacra?, ¿en qué medida?. ¿Cómo podríamos erradicarla?.
El 22 de este mes celebramos el "Día de la Tierra", el día de nuestra Casa Común en el que la contaminación atmosférica ha bajado enteros desde que comenzó la cuarentena ¿casualidad?, ¿milagro?,... ¡no!. La contaminación, el cambio climático, la degradación del Medio Ambiente la ocasionamos nosotros, averigüemos cómo. Si sumamos voluntades, hechos y actitudes respetuosas con nuestra Casa Común no en unas semanas sino siempre ¡imagínense!,... ¿qué no conseguiremos?. ¿Y si además de esto planteamos a nuestros gobernantes políticas más respetuosas con nuestro suelos, nuestros mares y el aire que respiramos?.

Compromiso.

Habremos asistido al espectáculo bochornoso, una vez más, de nuestra clase política durante todo este tiempo: unos arremetiendo contra el gobierno señalando falta de previsión y de inversión inmediata en productos de primera necesidad en los centros hospitalarios (entre otras críticas); y los del gobierno gastando dinero en panfletos propagandísticos que ha distribuido por todas las redes sociales culpando al gobierno anterior de todos los males de este país, entre ellos los sanitarios. En fin, siempre más de lo mismo, ninguno asume su responsabilidad.
Eso es lo que hacen algunos en este país, pero luego estamos todos los demás. Y... ¿qué hemos hecho todos los demás?. Ya hemos visto lo que han hecho el personal sanitario, los bomberos, la policía, los barrenderos, los camioneros, los trabajadores de sectores como comercios, farmacias, cuidadores de ancianos, agricultores, ganaderos, los docentes trabajando desde casa igual que otros trabajadores de otros sectores, los padres y madres trabajando en casa con los hijos las tareas que han mandado desde los respectivos centros docentes, etc... Pero... aparte de esto ¿qué hemos hecho hasta ahora, antes del coronavirus?.
Nos quejábamos mucho ¿verdad?, de todo o de casi todo. Mas... ¿hacíamos algo o mucho o nada por cambiar eso que criticábamos?.
A lo mejor a esto podemos darle una vuelta de tuerca también. Para que haya cambios estructurales que hagan funcionar mejor la sociedad y nuestra relación con el medio natural es necesario que haya estructuras con capacidad de hacer cambiar lo que vemos que no está  bien, pero si no entramos en ello, si no nos implicamos y participamos activamente exponiendo nuestras opiniones, debatiendo, escuchándonos y buscando soluciones buenas para todos... ¿qué podemos esperar?.
No podemos ni debemos seguir instalados en la queja constante, en el pataleo y la crítica fácil de lo mal que lo hacen los demás. Necesitamos ir más allá de esto pero... ¿cómo?:
  1. En el compromiso político tenemos las distintas formaciones políticas y sindicales que aunque ninguna nos parezca perfecta... son un buen ámbito de participación y si ninguna, por su rigidez u otras cuestiones ideológicas o de otro tipo no nos convence... pongamos en marcha una nueva. Y desde estas plataformas impulsemos políticas que sean cuidadoras del Medio Ambiente (uso de energías renovables, entre otras) y absoluto respeto a los Derechos Humanos (ojalá toda nuestra partidocracia se esmerara en garantizar como mínimo el cumplimiento absoluto de estos dos elementos -luego una vez conseguido esto que se metan en lo que quieran ¡pero como mínimo esto!- porque si así fuera desaparecerían infinidad de problemas de los de verdad.
  2. En el compromiso social tenemos las Asociaciones de Vecinos (ya es hora de que asuman algo más de lo que es la gestión de festejos y algunas actividades culturales, deben ser sobre todo espacio de encuentro y participación ciudadana para afrontar y proponer respuestas ante sus problemas de barrio); tenemos la mismas reuniones de la comunidad de propietarios de la que formamos parte en nuestro edificio; las ONGs en las cuales nos podemos implicar también y trabajar en ellas como voluntarios tanto en los ámbitos sociales como educativos como medioambientales,... El abanico es inmenso.
  3. En el compromiso eclesial no está solamente la catequesis infantil, de jóvenes y de adultos; la liturgia, cuestiones administrativas y de mantenimiento;... hay también espacios de compromiso con la comunidad en la pastoral de la salud, pastoral penitenciaria, pastoral del mar, pastoral obrera, acción social orientada a quienes nada tienen, etc... ¿Quién dice que a la Iglesia sólo se puede ir a rezar?.
"Cuando salgamos de ésta... nos espera algo más que hacerlo en estampida". ¿O queremos volver a las mismas de antes?.
Santi Catalán
santi257@gmail.com
PARA AMPLIAR:
  • ¿Qué teníamos pensado hacer "cuando salgamos de ésta"?.
  • ¿Qué pistas nos ha dado este artículo que pueden servirnos para que este confinamiento, este "paréntesis", nos sirva de algo más que para ver si nuestra vivienda necesita algunos arreglos?.
  • ¿Qué otros cambios consideramos necesarios establecer en nuestra familia y en el modo personal de actuar y de relacionarnos con nuestro entorno social y natural?.
  • ¿Cómo podríamos llevar a cabo nuestros propósitos de manera que siendo ambiciosos con ellos seamos también realistas y podamos cumplirlos?.

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