miércoles, 3 de noviembre de 2021

Educar en la fe con el año litúrgico

El año litúrgico y sus tiempos (Adviento, Navidad, Tiempo Ordinario, Cuaresma y Pascua) son un medio, una valiosa herramienta, que año tras año tenemos las familias para EDUCAR a nuestros hijos en la fe.

Por una parte nos centra en la persona de Jesús de Nazaret: todos los tiempos litúrgicos se enfocan en Él y su mensaje.

Por otra nos muestra las formas en que la Comunidad cristiana celebra la fe en Dios y se pone a la escucha del Mensaje del Maestro.

Con lo cual obtenemos una síntesis clara y pedagógica de quien es y ha de ser el Camino, Verdad y Vida de todo cristiano.

Ésa es la razón por la cual es importante que participemos de la vida litúrgica de la Iglesia en lo que nos sea posible, bien a través de la Comunidad Cristiana de Base, de la Parroquia de nuestro barrio, del movimiento cristiano, comunidad religiosa,... o simplemente siguiendo la Liturgia de la palabra de cada domingo a lo largo de todo el año.

Nosotros somos sus catequistas.

A no pocos niños y niñas les resultan extraños los lenguajes que se emplean en las celebraciones litúrgicas, así como los ropajes que utilizan los sacerdotes en las mismas y los signos o simbología que se emplean en los diferentes actos. Razón por la cual los padres y madres tenemos aquí un papel esencial: nosotros somos los principales y primeros catequistas de nuestros hijos y si un día “nos comprometimos a educar a nuestros hijos en la fe” formal o informalmente… tenemos en esto la oportunidad de ejercer dicho compromiso y hacerlo dignamente.

Y ¿qué pasa si nosotros mismos no sabemos?. Bueno… pues “el que busca encuentra, a quien llama se le abre, quien pregunta halla respuestas”,… busquemos nuestra propia formación primero o busquemos sencillamente juntos, padres e hijos, las respuestas a nuestras propias preguntas, crezcamos juntos.

Tenemos a nuestra disposición la ayuda de las parroquias: en ellas están los sacerdotes o diáconos y también los catequistas que nos pueden orientar y ayudar.

Valoremos nuestros medios, valoremos quienes somos, nuestras actitudes positivas, nuestras aptitudes, destrezas, habilidades, potencialidades y fortalezas... y construyamos desde ello.

Contamos con modelos formativos muy válidos.

Hay movimientos cristianos como el método que usa la Acción Católica del VER-JUZGAR-ACTUAR que parte siempre de la realidad (el VER), sea cual sea, positiva o negativa pero reconociéndola tal cual es. Dentro de estos movimientos cristianos está la H.O.A.C.

Cuenta con un "Plan Básico de Formación Cristiana" (P.B.F.C.) estructurado en 5 partes:

  1. 1ª parte: "Crítica evangélica de la sociedad". Su metodología se desarrolla a partir del análisis de la realidad pero partiendo de aquellos problemas o situaciones que se apartan del Plan de Dios (su intención es "fomentar el espíritu crítico con uno mismo y también con el entorno social e institucional"). Hay quien confunde este primer peldaño con todo lo que los MM.A.C. ofrecen creyendo que se agota toda su metodología en esto y luego dicen que "estos movimientos se centran sólo en lo negativo" cuando en realidad esto sólo es el primer paso.
  2. 2ª parte: "Experiencia de la belleza del Plan de Dios". Se centra en lo que Dios quiere para la humanidad; es como un espejo en el que mirarnos. Jesucristo, su ejemplo de vida, hechos actitudes y palabras... son la referencia constante.
  3. 3ª parte: "Caminos que Dios nos muestra para colaborar en su Plan de Salvación". Una ventana abierta a la esperanza mostrándonos inéditos viables y referencias vivas que nos pueden ayudar a comprender que es posible vivir ese Plan de Dios en el mundo.
  4. 4ª parte: "La espiritualidad y estilo de vida militante". Nos muestra las claves para vivir una auténtica espiritualidad cristiana basada en la armonía entre la acción y la contemplación, ser comunidad de creyentes que celebran la fe con gozo pero también comprometidos en la transformación del mundo y lo hacen a través de su estilo personal de vida y el compromiso en cualquiera de los ámbitos que la sociedad ofrece (AA.VV., parroquias, sindicatos, partidos políticos, ONGs,...) desde su adhesión completa a Jesucristo y su ser Iglesia en el mundo.
  5. 5ª parte: "Vida comunitaria y sacramental". Convencidos de que "no se puede dar lo que no se tiene" y de que "para poder trabajar es necesario estar bien alimentados" este P.B.F.C. da a las celebraciones litúrgicas y a la oración personal y comunitaria una gran importancia animándonos a establecer una íntima relación con Dios, confianza plena en Él y disposición para ser su palabra en el mundo.
Conclusiones.

En esa realidad familiar están: Nuestros deseos de vivir nuestra identidad cristiana, las dificultades pero también las oportunidades de vivir de acuerdo al Mensaje del Maestro de Nazaret; están nuestras incoherencias y errores pero también nuestras fidelidades y aciertos, nuestras debilidades pero también nuestras fortalezas,... a ejemplo de lo que dice el texto de Mt.15,32-39 (en ese texto se habla de una dificultad: la de dar de comer a un montón de gente, pero también de una fortaleza: unos pocos panes y peces junto con la capacidad de compartir,... además de Alguien capaz de transformarlo todo y es a fin de cuentas la única capaz de cambiarlo todo; se habla de tres realidades, no sólo de una de ellas.

Asumiendo la realidad completa de nuestra familia tal cual es en todas sus dimensiones y particularidades, aceptándolas tal como son,... pongamos en nuestro centro de atención a Jesucristo pues en esa confianza plena en Él se hará posible que nuestras dificultades y fortalezas se puedan transformar todas en una gran realidad nueva.

Vivir pues el año litúrgico en familia podrá ser para todos una gran ayuda en este proceso educativo en la fe.

Santi Catalán

PARA AMPLIAR:

PARA LA REFLEXIÓN Y EL DIÁLOGO EN FAMILIA:

  • ¿Qué conclusiones obtenemos tras la lectura de esta entrada?.
  • ¿Qué importancia le damos del 0 al 10 a estos elementos y luego razonar esa puntuación: por qué le damos esa nota:
    • Coherencia con nosotros mismos: lo que pensamos y sentimos.
    • Coherencia con nuestra fe cristiana.
    • Formación cristiana.
    • Participación  en los actos religiosos de nuestra comunidad.
    • Educación en la fe de nuestros hijos.
  • ¿Le hemos puesto un 10 a todo?. Si no es así... ¿qué sería necesario para que le pusiéramos esa nota?.
  • ¿Qué y cómo vamos a hacer para crecer en COHERENCIA (vivir aquello que creemos o decimos) y en una mejor educación en la fe de nuestros hijos?.
  • ¿Qué ayudas necesitamos?.
  • ¿Cuáles van a ser nuestros primeros pasos?.

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