La
psicóloga Ana Roa presenta su primer libro ¡Vive la vida! donde recopila sus
escritos y ofrece consejos e información para aprender a ser padres amantes de
la vida. (Ed. Pasión por los libros) en donde habla de la importancia que nuestras palabras tienen sobre ellos.
Al
dirigirnos a nuestros hijos, los padres, cometemos ciertos errores de
comunicación que acaban generando conflictos.
Ana Roa propone las siguientes 10 frases que no pueden faltar en el lenguaje a utilizar con nuestros hijos:
- "¿Qué podemos hacer para que te sientas mejor?”. La importancia de la expresión de sentimientos sincera acompañada de nuestro consuelo encaminan al niño al abandono del disgusto. Con esta frase conseguimos la expresión de la emoción y el comienzo de aquello que puede empezar a mejorar para sentirse bien.
- “Te prometo que no te voy a soltar de mi mano”. Con esta frase conseguimos transmitirle que no va a sentir abandonado, que estamos siempre ahí para ayudarlo. Coger la mano a nuestro hijo le aporta seguridad y compañía.
- “Me gusta más si lo haces así, gracias”. Es realmente importante verbalizar en positivo aquellos actos de nuestros hijos que nos gustan menos. Cuando el niño recibe el feedback en positivo evitamos dañar su autoestima y ayudamos a cambiar el plan de acción.
- “Estoy aquí siempre para ayudarte, avísame si me necesitas”. Esta frase representa la importancia de estar siempre con nuestros hijos, el amor incondicional, sin reservas.
- “Sabes que puedes contar conmigo”. Se podría unir a la frase anterior. Esta expresión simboliza el apoyo incondicional y fomenta la comunicación padres-hijos.
- “Tenemos un problema, pero muchas soluciones, vamos a analizarlas”. Con esta frase le enseñamos la importancia de la resolución de conflictos en conjunto, un problema y varias alternativas. Es necesario que nuestros hijos aprendan a analizar los pros y los contras de cada decisión, así fomentaremos su autonomía.
- “Ahora dame un abrazo, después seguiremos hablando”. Saber “contener” cuando la emoción aflora con intensidad en los niños es una de nuestras funciones más complejas como padres. Podemos abrazarnos y “dejar que pase la tempestad” para hablar más tarde.
- “Te estoy escuchando, me interesa lo que piensas y lo que dices”. Somos los interlocutores más importantes para nuestros hijos, la escucha activa es necesaria en nuestro papel de padres porque implica presencia activa y más tarde desembocará en la deseada asertividad de la que tanto hablamos.
- “¿Me ayudas?, los dos juntos terminaremos antes”. Esta frase positiviza las tareas que son más tediosas, pero no por ello dejan de ser necesarias. Trabajar juntos y en conjunto, recoger los juguetes o la mesa juntos y en conjunto cuando se hacen los remolones…
- “Eres
mi prioridad y no voy a educarte ´sobre la marcha´”. No podemos educar a
nuestros hijos “apagando fuegos”, es importante dedicación y esfuerzo, ellos
son nuestra “empresa” más importante si nos hemos decidido por el “oficio” de
ser madres y padres. Debemos transmitírselo y tenerlo muy presente nosotros más que nadie.
Relacionarnos
bien.
A esto hemos
de llegar para que podamos educar bien.
El proceso
de COMUNICACIÓN es como un camino salpicado de baches, piedras que sobresalen,
llanos, algún charco de agua tras unas lluvias, espacios lisos y pelados junto
a otros sepultados de hojarasca,... Este proceso está, también, lleno de mil y
un elementos que pueden incidir tanto positiva como negativamente (una mala
noticia que nos impactó o una extraordinariamente positiva que nos volvió eufóricos,
preocupaciones, sentimientos de tristeza, dolor o gozo por alguna experiencia
recién vivida,...) cuando interactuamos con una persona sin que ésta sea
responsable de ninguna de nuestras experiencias internas ni exteriores que
hayamos vivido antes de comunicarnos con ella.
- Necesitamos en primer lugar SER CONSCIENTES de nuestro mundo interior y al mismo tiempo ponerlo en su lugar cuando se trate de practicar la ESCUCHA ACTIVA. Si no somos capaces de mantener esa distancia vamos a estar constantemente cayendo por los márgenes de este camino y sufriendo sus irregularidades en vez de saber superarlas y aprovechar el aprendizaje adquirido al desenvolvernos entre ellas.
- En segundo lugar, necesitamos CENTRARNOS en la relación con nuestros hijos. Obviamente, si somos capaces de callar nuestras voces interiores y tenerlas en cuenta pero subordinadas a la relación que tenemos o queremos tener con nuestros hijos conseguiremos con facilidad este segundo objetivo. Si no... vamos a tener que ejercitar mucho el autocontrol sobre nosotros mismos.
- En tercer lugar, practiquemos la EMPATÍA, de tal manera que ello nos permita comprender adecuadamente los planteamientos de nuestros hijos y ajustar mejor los nuestros al diálogo que ellos y nosotros necesitamos establecer para avanzar en nuestra relación y realizar un buen acompañamiento en el proceso madurativo de su personalidad.
PARA LA REFLEXIÓN EN FAMILIA:
- ¿Qué pensamos de estas 10 frases que propone Ana Roa y que, según ella, no deben faltar en las relaciones padres-hijos?.
- ¿Qué cualidades o habilidades creemos que es necesario ejercitar y desarrollar en nuestro ámbito familiar para que estas 10 frases se puedan pronunciar con naturalidad?.
- Mirémonos en nuestra pareja: ¿qué habilidades comunicativas descubrimos en ella que podríamos adoptar para practicarlas y mejorar en nuestra relación con los hijos?.
- ¿Cómo ayudarnos mutuamente, en la pareja, para lograr la comunicación padres-hijos que deseamos o con la que soñamos?.
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