¿Cuántas veces habremos pronunciado esta expresión refiriéndonos a nuestro
hijo adolescente?. Aquí tienen uno, sin ir más lejos, al que esa expresión le
venía bien para justificar el propio enfado.
Ya sabemos lo que es la adolescencia ¿no?, y si no... luego dejaremos
algunos enlaces-web al final para que entremos en amplitud de conocimiento al
respecto. Lo que aquí vamos a plasmar es una serie de ideas que nos pueden
ayudar a "relacionarnos padres e hijos en estas edades tan turbulentas
como la de la adolescencia".
Grandes cambios.
Cambios físicos.
El cambio físico es una característica principal del adolescente. Los
pre-adolescentes experimentarán ciclos de crecimiento acelerado, cambios en la
estructura ósea, en los músculos y en el desarrollo cerebral, así como
desarrollo sexual y hormonal. Las diferencias de género juegan un rol en cuanto
al momento en que estos cambios se producen. Para las niñas, los cambios
físicos comienzan alrededor de los 12 años, mientras que los niños típicamente
comienzan a ver las diferencias cerca de los 14 años de edad. Los desórdenes de
la alimentación, el consumo de drogas y la actividad sexual suponen serios
riesgos para la salud si los adolescentes se involucran en este tipo de
conductas durante este período de cambios físicos acelerados.
Socialización.
La socialización es otra característica de los adolescentes, ya que
comienzan a relacionarse más con sus pares y a separarse de su familia. Durante
la niñez, los niños son leales a sus modelos de roles adultos, como los padres
o los maestros. Sin embargo, durante la adolescencia, esta lealtad cambia,
haciendo a los pre-adolescentes más leales a sus amigos y pares. Para los
adolescentes, la autoestima depende en gran medida de su vida social. Las
chicas tienden a apegarse a grupos pequeños de amigas cercanas, mientras que
los chicos construyen redes sociales más amplias. Los adolescentes están bien
conscientes de los otros y de cómo son percibidos durante esta etapa.
Los cambios en los procesos cognitivos son característicos de la
adolescencia. Los preadolescentes experimentan pensamientos más elevados,
razonamientos e ideas abstractas. Desarrollan habilidades más avanzadas en
cuanto al lenguaje y la verbalización, permitiendo una comunicación más fluida.
El pensamiento abstracto permite al chico desarrollar el sentido de propósito,
justicia y conciencia social. Los adolescentes también deciden cómo las
elecciones morales y éticas guiarán su comportamiento durante este período. Los
procesos cognitivos se ven afectados por la socialización en general, esto
significa que los adolescentes se desarrollarán de manera diferente durante
esta etapa basada en los factores individuales.
Características personales y emocionales.
La adolescencia es un momento en el que las emociones comienzan a
sobresalir. Los padres y los maestros pueden observar conductas argumentativas
y agresivas debido a emociones intensas y súbitas. Los adolescentes además
están regularmente sumergidos en sí mismos. Se preocupan más por ellos debido a
que están comenzando a desarrollar el sentido de sí mismos, pero también están
explorando sus propios procesos de pensamiento y su personalidad. Las
posibilidades empiezan a verse infinitas durante esta etapa, llevando a algunos
adolescentes a ser demasiado idealistas. También creen que sus propios
pensamientos y sentimientos son únicos, dudando que otros puedan posiblemente
entender lo que están atravesando.
No son sólo unos cambios.
La dificultad no está en que haya cambios, el problema sobreviene cuando:
- Estamos habituados a un tipo de relación, a una rutina que nos parecía genial y de repente se rompe, se altera, aparecen elementos o formas que ni sospechábamos que se pudieran dar con nuestro hijo, tan tranquilote él, tan maravilloso,... Estábamos tan acomodados a unos esquemas, familiarizados a unas conductas y totalmente ajenos a otras posibilidades...
- Observamos que nuestras respuestas "de siempre" ya no valen; parece como si de golpe nuestra autoridad hubiera dejado de existir.
- Nos invaden los sentimientos de inseguridad, frustración,... el descoloque es brutal a veces y no tenemos claro cómo reubicarnos.
- Intentamos "rehacernos" y hacer "volver las aguas a su cauce"... pero equivocamos la cosa: no hay que hacer volver las aguas a su cauce; lo que hemos de hacer es levantarnos del sillón... pero ¡cómo nos cuesta!.
- ...
Y se suceden los conflictos casi como encadenados unos detrás de otros por
múltiples motivos o razones. Y este hijo nos dice:
- "Es que tú no me entiendes papá, no te enteras".
Podemos inventar nuestro camino.
Nuestros hijos crecen, están dejando de ser niños, se están abriendo a un
mundo lleno de infinitas posibilidades; ese mundo semeja un universo entero
para ellos. Buscan su autonomía, crear su propio criterio, emanciparse,...
aunque al mismo tiempo no quieren renunciar a la seguridad que los adultos les
podemos dar.
¿Cómo hallar equilibrio y mejor control de la situación?. Un decálogo:
1. SERENIDAD. Afrontemos
esta etapa con la mayor tranquilidad posible, que nunca las posibles tensiones
nos lleven a expresar rechazo al hijo; evitar todo tipo de violencia en nuestro
modo de expresarnos.
2. COMUNICACIÓN ABIERTA.
Dar la posibilidad a los hijos de hablar de lo que sea y sin tapujos. Centrar
nuestra atención no en sus formas sino en lo que comunican a través de sus
formas. A veces nos hablarán de manera bastante irreverente y eso... no es
agradable y así se lo hemos de hacer saber,... pero jamás de los jamases
contestarles del mismo modo sino de aquella manera que a nosotros nos gustaría
que nos hablaran.
3. AMARLOS
INCONDICIONALMENTE. Aunque un día nos aparezcan en casa con un pendiente
en la nariz; lo esencial no es el pendiente, lo esencial son esas motivaciones
que le llevan a mostrarse así; ése debe ser el centro de nuestro diálogo si
acaso vemos necesario entrar en ello.
4. REFORZAR LO POSITIVO.
Buscan autoafirmarse y dependerá de los refuerzos que reciban para que se
decanten más por unas líneas que por otras; por lo tanto, estemos atentos a los
valores que en ellos observemos y resaltémoslos; van a necesitar eso para su
proceso de desarrollo personal.
5. MORAL POSITIVA. La
cuestión no es que "no hagan esto o aquello", "no decir tales o
cuales palabrotas" ni "evitar ir a tal o cual lugar"; se trata
de pensar, hablar y actuar en positivo, pensar y hablar juntos sobre
alternativas que pueden ayudarles a sentirse bien consigo mismos y a tener
relaciones humanas realmente gratificantes y respetuosas con todos.
6. FIRMES Y FLEXIBLES. La
rigidez hace quebrar; la flexibilidad ayuda a mantenerse vivos. Los padres y
madres necesitaremos practicar la flexibilidad con nuestros hijos ya
mayorcitos, negociar con ellos esto o aquello, pero dentro de unos criterios
que debemos dejar muy claros y plenamente asumidos por todos y que serán
siempre irrenunciables.
7. COMPARTIR. A veces nos
quejamos de que en estas edades los hijos apenas cuentan nada y hay que estar
preguntándoles todo. Bien, pues demos pasos hacia ellos: compartamos con ellos
nuestras cosas, cómo nos sentimos, lo que pensamos sobre tal o cual cosa,...
interesarnos por su opinión al respecto,... dar importancia a sus puntos de
vista,...
8. ACOMPAÑAR. A veces no
compartiremos sus aficiones o gustos por una película, unas piezas de música,
una forma de bailar,... pero ¡cuánto bien hace o puede hacer que nos sentemos a
ver esa peli y luego comentarla juntos o sobre la marcha,... o llevarle a una
cita con sus amigos y aprovechar el trayecto para interesarnos por lo que van a
hacer o cómo se lo pasaron, lo que hicieron,... no en plan fisgón sino con la
intención de interesarnos por el cómo lo vivió, cómo se sintió.
9. CONOCER SU MUNDO DE
RELACIONES. Casi con toda seguridad preferiremos que se vaya con sus amigos a
armar fiesta a casa de alguno de ellos que no en la nuestra; sin embargo, el
que vengan a nuestra vivienda -si el espacio físico lo permite- nos puede venir
muy bien para conocer de cerca a sus amistades y el tipo de relación que se
establece entre ellos.
10. AMOR INCONDICIONAL. Y si alguna vez hacen una trastada, lo peor que nos
podamos imaginar,... sin dejar de ser críticos con lo que haya que serlo,
acojámosles siempre por quienes son, no por lo que hacen o dejan de hacer. Lo
importante es tener siempre muy claro lo que queremos conseguir en esta
relación padres-hijos y animarles a buscar y encontrar sentido a sus vidas.
PARA NUESTRA REFLEXIÓN:
- ¿Qué destacaríamos de este
artículo?, ¿con qué ideas aquí expresadas nos identificamos más y por
qué?.
- Si somos padres de hijos
adolescentes ¿qué podríamos decir al respecto?, ¿añadiríamos algo más a lo
aquí expuesto?; ¿qué actitudes vemos que nos dan mejor resultado con
ellos?.
- Si alguna vez hemos tenido
serios problemas con ellos y los hemos resuelto ¿cómo lo conseguimos?.
- ¿Podemos decir que nuestros
hijos están creciendo felices?, ¿tienen una vida bien orientada?, ¿qué
medios hemos empleado, cómo hemos hecho, para que estén viviendo esa
experiencia?.
- Adolescencia.
- Qué es la adolescencia.
- Claves para comprender la
adolescencia.
- El proceso de la adolescencia.
- Guía para sobrevivir a la
adolescencia de nuestros hijos.
- Cómo pueden los padres
disfrutar de la adolescencia de sus hijos.
- Enseñar a tomar decisiones en
la adolescencia.
- Educación afectiva y sexual.
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