- "Julio, están llamando a tu móvil, cógelo".
-..."¿Sí?, ¡dígame!".
- "¿Es usted el padre de E... R... M...?".
- "¡Sí!, ¿¡qué pasó!?".
- "Nada grave, pero le transladaron al "Hospital de..." en
una ambulancia. Los amigos del chico nos facilitaron el nº de su móvil. Si
puede acercarse le agradeceríamos que acudiera; no hay prisa, el chico está
siendo bien atendido pero llamamos sobre todo para que ustedes estén al
corriente".
Es una de tantas llamadas que los servicios sanitarios, policía y demás
tienen que efectuar a las familias. Cualquier fin de semana, cualquier fiesta
que caiga antes de un día de descanso,... es ocasión para ver el espectáculo de
jóvenes y no tan jóvenes (desde niños de 12 y 13 años hasta...) yéndose de
cubattas y sin necesidad de entrar en bares ni discotecas.
"¡La culpa es de los padres!", dicen.
Así proclaman las administraciones públicas y, por supuesto, quienes hacen
negocio con las bebidas alcohólicas, tabaco, etc...
Los primeros constatan sencillamente el hecho de muchos jóvenes incapaces
de controlar su impulso de beber hasta quedar en coma etílico; los segundos se
lucran a costa del mal de estos jóvenes... pero ante las consecuencias no
asumen su responsabilidad, culpan a los padres de esta juventud "por no
educar adecuadamente".
No vamos a entrar a discutir la ética de estos negociantes o en si llevan o
no razón; sencillamente vamos a entrar en la parte que nos toca a nosotros, los
padres y madres.
En eso estamos de acuerdo. Los padres y madres somos los responsables de
EDUCAR conforme nuestros hijos necesiten para saber manejarse y orientarse en
la vida; obviamente no lo acabamos de conseguir: ahí están los hechos.
- "Es que ya podemos decir lo que sea, al final hacen lo que les da la
gana. ¿Qué haces?, ¿los matas?".
Así respondió un padre una mañana, en una
charla en la que hablábamos de eso de "llegar más tarde a casa",
sistemáticamente, más allá de la hora pactada.
El problema no es de ahora, el problema viene de lejos:
1. ¿Cuándo fue que dejamos
de sancionar el incumplimiento de una norma?, ¿qué sucedió después?.
2. Cuando imponíamos una
sanción ¿era proporcional a la gravedad de la norma infringida?, ¿o bien nos
pasamos y la tuvimos que retirar al observar que nos habíamos pasado?; ¿planteamos una alternativa a continuación o nos olvidamos de ella?.
3. ¿Tienen nuestros hijos
experiencia de hacerse responsables de tareas en la casa?; ¿hemos valorado
positivamente sus logros, o sólo nos hemos limitado a censurar sus errores?.
4. ¿Qué concepto tienen nuestros hijos de sí mismos?, ¿cómo han
llegado a tener esa idea?.
5. ¿Nos comunicamos con
ellos con asertividad?, ¿les hemos enseñado a comunicarse también así con sus
amistades?.
6. ¿Cuál es nuestra escala
de valores?, ¿de qué maneras hemos comunicado a nuestros hijos esos valores?.
7. ¿Qué ambiente familiar
tenemos en casa?, ¿nos sentimos bien en nuestro hogar?, ¿se sienten bien
nuestros hijos bajo nuestro mismo techo... o más bien salir de casa para ellos
es como liberarse de una presión insoportable?.
8. ...
Sería bueno saber también, en última instancia, "por qué beben nuestros
hijos, por qué van detrás de sustancias que alteran completamente su
comportamiento o por qué buscan otras formas de manifestarse a las que son
"normales" o habituales, ¿qué está pasando en el fondo de la
cuestión?.
Si establecemos un diálogo amplio, sereno e incisivo sobre estas cuestiones
con toda seguridad comprobaremos que efectivamente "tenemos mucho que
hacer".
(A veces, cuando observamos que todo es un desastre solemos
exclamar: "¡Aquí no hay nada que hacer!"; en realidad habría que
decir: "¡Todo está por hacer!").
Nada está perdido; podemos haber cometido errores y puede que tengan razón
muchos que nos culpan a los padres y madres de estas cosas que hacen nuestros
hijos pero podemos rectificar, podemos hacer que el proceso cambie de dirección
y lleguemos a las metas que siempre quisimos para nosotros mismos: sentirnos
felices tan sólo por ver que nuestros hijos ya lo son.
Podemos hacer algo.
1. Si partimos ya de una
situación problemática y creemos de verdad que podemos reconducir esta
historia, hagámonos los encontradizos con nuestros hijos. Empecemos por
ESCUCHARLES, acogerles tal como son.
2. Analicemos juntos la
situación, interesémonos por sus razones para llegar hasta ahí, sin juzgarles,
sin machacar,... aunque podamos expresar naturalmente nuestro punto de vista
sobre aquellas actitudes que les han llevado a la situación actual... pero
siempre dispuestos a volver a empezar.
3. Expresemos con claridad
nuestra comprensión por sus limitaciones o debilidades y brindemos nuestro
apoyo para superarlas a partir del plan que ellos mismos se propongan para
superarse a sí mismos.
4. Planteémosles realizar
actividades juntos, alguna aunque sea, de tal manera que eso nos dé pie para
crecer en comunicación, complicidad, mutua comprensión.
5. Aprovechemos cualquier
ocasión para expresarles cuanto les queremos; resaltemos sus logros, fomentemos
sus cualidades, recursos personales, habilidades,... valoremos toda esa
riqueza.
6. Establezcamos normas
claras, concretas, asumidas por todos,... y hagamos que se cumplan... y si no
se cumplieran, nuestros hijos deben saber que habrá consecuencias sí o sí.
7. Ofrezcámosles
oportunidad de crecer en responsabilidad: asumiendo tareas del hogar de las que
respondan ellos en primer lugar, planificando mejor sus estudios u otros
compromisos en los que estén implicados y aplaudamos sus progresos y también el
uso responsable de su libertad.
8. Seamos nosotros imagen
clara de todo lo que les predicamos; no podemos esperar garantías de éxito si
en nuestras conductas hay contradicción entre la palabra y los hechos o
actitudes.
9. ...
En resumidas cuentas: edifiquemos el tipo de relaciones familiares que
"a todos nos gustaría tener o disfrutar"; lo podemos conseguir, es
cuestión de empeñarse en ello cada día, ser constantes y no tirar la toalla
jamás (ya sabemos que es fácil decirlo... pero es que no tenemos otra).
PARA NUESTRA REFLEXIÓN:
- ¿Hemos vivido alguna vez alguna
situación, si no igual sí parecida, como la del joven atendido en un hospital
por coma etílico?. ¿Qué reflexión nos hicimos al respecto?.
- ¿Estamos de acuerdo con la
opinión de que si pasan estas cosas es "por culpa de los
padres"?. ¿Qué matizaríamos al respecto?.
- ¿Nos parecen realistas las
sugerencias o propuestas que el artículo nos ofrece en su última parte?,
¿cuáles de ellas nos parecen más importantes?. ¿Qué otras podríamos
añadir?.
- ¿Cómo hemos de plantearnos esto
padre y madre para que seamos efectivos en estos planteamientos a la hora
de llevarlos a la práctica?.
PARA AMPLIAR, CONTRASTAR O PROFUNDIZAR:
- Los padres frente al botellón.
- Actores y percepción de las
causas del botellón.
- Adolescencia: Consumo de
alcohol y otras drogas.
- Guía para familias, ante el
consumo de alcohol y otras drogas.
- Manual para la prevención de
drogas.
- Disciplina y amor.
- Desarrollo de conductas
responsables (de 3 a 12 años).
- Padres y adolescentes.
- Pautas educativas y técnicas
de modificación de conducta.
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