Teníamos planificada la marcha de senderismo “Cueva Bermeja” para el sábado 1 de abril, de 9 a 14 h aproximadamente.
A todos se les hizo llegar el cartel anunciador de la actividad y así como se preveían los primeros pasos así hicimos: antes de las 9’25 h de la mañana debíamos estar en el intercambiador de Santa Cruz de Tenerife; allí, a esa hora, salía la guagua 902 que nos llevaría hasta Barrio Nuevo donde bajaríamos y llegaríamos caminando hasta “Cueva Bermeja” (también llamada “Cueva Roja”): gran oquedad realizada en una montaña de roca roja, en su momento, formada a partir de la extracción de esa roca para la construcción de casas y paredes de bancales.
Como ya es costumbre en la dinámica del “Proyecto XERCO” en cuanto iniciamos en camino a pie sacamos nuestras bolsas de plástico para ir recogiendo las basuras que halláramos en el camino; intentamos siempre al visitar cualquier espacio dejarlo mejor de como lo hallamos. El trecho que iba desde la última parada de la guagua hasta arriba, donde está la cueva, son apenas 500 metros. Pues bien, nos pusimos a recoger sólo las basuras que hallábamos en los arcenes de la carreterilla y aún no habíamos llegado arriba y ya habíamos llenado hasta los topes las más de 6 bolsas de plástico grandes que desplegamos para meter todo aquello allí dentro: el nº 1 de la basura recogida eran latas de refrescos y de cerveza; el nº 2 fue para las botellitas de plástico para agua; y ya lo demás fueron mascarillas, algún bote de tetrabrick, toallitas, algún botellín de cristal,…
No logramos limpiar todo, aún quedó mucho por recoger, pero al menos aquello que sí recogimos ya no está a la intemperie y fue depositado en los contenedores que encontramos en la placita de arriba de todo. Echamos de menos el contenedor para plástico y metal pues era la basura predominante y con creces en todo lo que veíamos, así que tuvimos que depositar las bolsas dentro de uno de los contenedores para basura genérica.
Nuestras manos, aún a pesar de los guantes que llevábamos, quedaron bastante sucias y como no hallábamos ningún grifo de agua y ya pensábamos en utilizar parte del agua de nuestras cantimploras para esta limpieza, pero vimos una señora regando unos jardines con una manguera, así que a ella nos encaminamos:
- “Buenos días señora, ¿nos podría dejar lavarnos las manos con el agua de su manguera?”.
La señora había estado viendo lo que estábamos haciendo y nos felicitó, agradeció mucho aquel gesto y por supuesto nos dedicó su tiempo y su agua para que pudiéramos lavarnos adecuadamente. Mientras tanto nos iba contando lo que ella observaba todas las noches:
- “Todas las noches, sobre todo en fin de semana, vienen jóvenes aquí y se montan sus tenderetes; no alborotan mucho pero cuando llega el día siguiente ahí quedaron las latas de refrescos, plásticos, papeles, a veces botellas de alcohol,… ¡Todos los días limpio todo lo que está aquí cerca de mi casa!, mas es que también botan esa basura por las laderas y yo por ahí no me atrevo a bajar pero ¡miren ustedes qué feo queda!”.
Nos mostraba disgustada los espacios naturales donde se podía ver, efectivamente de todo y dentro de ese todo una buena cantidad de vidrios rotos, más latas de refrescos, compresas, mascarillas, botellines de plástico, ropas , escombros, papeles, cartones y hasta algunos trozos de electrodomésticos… que obviamente nadie recoge pues la orografía del terreno hace difícil tal tarea.
Con gusto esa señora nos habló de ella, de sus hijos, de su casa y cómo la fue construyendo, de las cosas de aquel pequeño barrio abrazando la montaña con sus casitas bajas, todas ellas adaptadas a la orografía del terreno. Un barrio sólo afeado por esa dejadez, falta de respeto hacia lo comunitario, hacia la naturaleza y a nuestra propia dignidad de seres humanos llamados a convivir en armonía entre nosotros mismos y nuestro entorno natural.
Ya luego nos despedimos de esta amable persona, también de unos jóvenes del lugar que nos indicaron cómo hacer el sendero de “Las lecheras” y las diferentes opciones que podíamos tomar para seguirlo y… ¡a la marcha!.
Tomamos el camino nuevo, lo disfrutamos, alternando tramos largos con sol y otros pequeños con sombra, siempre con paisajes alrededor fantásticos, conversando, disfrutando de la compañía, viviendo los valores del compartir, la ayuda, estar pendientes unos de otros,… ninguna basura en todo el trecho desde Barrio Nuevo hasta Valle Jiménez que fue donde paramos a almorzar y esperar la guagua, la 228, que nos devolvería a Santa Cruz dando así por terminada nuestra marcha.
PARA AMPLIAR:
- Proyecto XERCO.
- Cómo cuidar el medio ambiente cuando hacemos senderismo.
- Consejos para cuidar el monte en tus excursiones.
- Cómo mantener las playas limpias.
- ¿Qué conclusiones generales obtenemos tras la lectura de este artículo?.
- ¿Qué ideas nos han aportado los enlaces "para ampliar" que podríamos aplicar también en nuestras excursiones y actividades al aire libre?.
- ¿Por qué creemos que hay tanta dejadez en algunos y por lo tanto tanta degradación del medio ambiente?. ¿Cómo podría revertirse esto?.
- ¿A qué podríamos comprometernos nosotros como familia cada vez que salgamos de excursión, de senderismo o cuando realicemos cualquier actividad al aire libre?.