miércoles, 2 de junio de 2021

¿Nos atrevemos?

Cuando en las aulas se habla de “cómo cuidar el medio ambiente” se constata en los niños y niñas una claridad de ideas enorme que ojalá muchos adultos (no me refiero a los más mayores porque ellos tienen más conciencia que nadie sobre este tema) tuviéramos tan evidente como ellos.
Y cuando dan con un dato nuevo que no sabían inmediatamente se ponen a pensar en “cómo aplicar a la práctica” ese nuevo conocimiento.

Hoy mismo en un grupo de niños de 10 años hablábamos sobre la contaminación de los mares por el plástico (bolsas, botellas, pajitas, guantes,…) y de lo que pasaba cuando esos plásticos, además de causar desenlaces fatales en tortugas marinas, delfines, ballenas,… al irse desmenuzando, descomponiendo, son fácilmente ingeridos por todos los peces y cuando estos peces son pescados y cocinados… nosotros acabamos comiendo esos plásticos que ellos comieron. Ante esto algunos exclamaron:

- “Ya no como pescado más nunca”.

¿Cómo evitar esto?.

Las respuestas de los niños y niñas eran muy variopintas:

- “No comer pescado”.
- “Evitar el uso del plástico”.
- “No tirar el plástico en cualquier lugar y poner multas bien gordas a quien no respete eso”.
- …

Con estas respuestas los niños y niñas querían “garantizar no comer alimentos que contengan plástico”.

Una de las niñas preguntó: “¿Se puede vivir sin plástico?”. Algunos se apresuraron a decir que "no, porque está en todas partes"; otros discutían esto diciendo que “sus abuelos les cuentan que antes no se daban bolsas de plástico en las tiendas porque cada uno llevaba su bolso de tela o su carrito y no había latas de cerveza ni de refresco, que sólo había botellas de cerveza, gaseosas,… y que cuando se terminaba eso iban a las tiendas, dejaban los envases vacíos y se llevaban los llenos pagando el precio del líquido, no del recipiente”.

¿Se puede vivir sin plásticos?.

Hubo una larguísima historia de la humanidad que demuestra que SÍ SE PUEDE VIVIR, y muy bien, SIN PLÁSTICO.

Hasta bien entrado mediados del S. XIX no se sabía de nada hecho con este material. Pero es a partir de primeros del S. XX que se empezó a generalizar y usar para casi todo. En apenas un siglo... hemos llenado el planeta de basura de plástico. ¿Qué podemos esperar si dejamos pasar apenas 20 años más tal como vamos?.

¿Por qué seguimos, pues, haciendo como hacemos ya viendo sobradamente los efectos?.

Hay cuatro razones básicas:

  1. La primera, la única realmente seria es que este material está facilitando mucho labores y actividades que son esenciales en la vida humana.
  2. Otra razón es meramente economicista: fabricar plástico y útiles de plástico que son en su gran mayoría de usar y tirar obedece a criterios de negocio puro y duro; se trata de ganar dinero; lo demás a esos negociantes les trae totalmente sin cuidado pues priorizan el beneficio económico a corto plazo antes que el Bien Común. Punto.
  3. La tercera tiene que ver con la comodidad de los consumidores, nuestra falta de juicio crítico, falta de consciencia y de coherencia con nuestra supuesta inteligencia. Nos atamos a cualquier excusa en tal de no renunciar a los productos plásticos de usar y tirar.
  4. La cuarta tiene que ver con la ilusa creencia de que todo lo que utilizamos se podrá reciclar y finalmente eso no será un problema tan grave para el planeta. Nos falta información que ni buscamos ni tampoco nadie, que sólo busque el negocio con el plástico, nos la va a dar.

Hagamos la prueba y eduquemos con el ejemplo.

  1. Optemos por los jugos naturales que podemos elaborar nosotros desde casa y envasados en botes de vidrio.
  2. No a las pajitas: un elemento innecesario ya que podemos vivir perfectamente sin ellas.
  3. Llevemos a la tienda nuestros carritos de la compra: ahorraremos mucho en bolsas.
  4. Reutilicemos bolsas que ya tengamos en casa o bien saquitos de tela caso de no tener carrito.
  5. No a las botellas de agua pequeñas, mejor las cantimploras.
  6. Hay frutas y verduras que no necesitan sobreembalaje: su piel es ya excelente aislante y protector del fruto. No a bolsas adicionales.
  7. Rechacemos siempre y en todo caso cualquier recipiente que sea de usar y tirar. Busquemos alternativas a esto en útiles que sean reutilizables.

Provoquemos cambios en la forma de producir y mover los productos.

Planteemos a los fabricantes de yogures y otros productos lácteos que envasen sus productos en vidrio y que éste sea retornable, de manera que al comprar el producto paguemos únicamente el contenido, no el continente. Lo mismo en relación con los refrescos, agua, vino o cerveza. De esta manera, además de hacerle un bien a nuestro bolsillo, le hacemos otro inmenso a nuestra Casa Común.

Apostemos por la compra a granel, de esta manera evitaremos el abuso en el uso de envases que, aparte de que podemos suplir con lo que llevemos desde casa, al final acaban siendo una parte más de la basura. Así que pidamos a los comercios que faciliten nuestras compras con esta posibilidad.

Sepamos que "a nadie que quiera ganar dinero se le ocurrirá producir cosas que luego no se vayan a vender", así que dependerá de nuestros hábitos de compra y consumo el que se pongan en el mercado unos productos u otros, o se presenten de una manera o de otra. Tenemos más capacidad de la que creemos para hacer cambiar las cosas.


Santi Catalán

PARA AMPLIAR:

PARA LA REFLEXIÓN Y EL DIÁLOGO:
  • ¿Qué ideas nos han quedado más que claras al leer esta entrada?.
  • ¿Qué conjunto de propuestas hemos hallado, tanto en la entrada como en los enlaces para ampliar, que vemos aplicables ya mismo en nuestro hogar, en nuestra familia?.
  • ¿Qué otras vemos que podrán ser posibles haciendo algunos cambios en nuestro modo de organizarnos?.
  • ¿Qué y cómo podríamos hacer para animar a otras familias a adoptar compromisos similares a los que nosotros queremos vivir?.

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