miércoles, 2 de octubre de 2013

En octubre empiezan

Sí, en octubre empiezan las "actividades extraescolares" en los colegios. No todas las que sería de desear "porque la administración pública -como ya es habitual- no tiene dinero para pagar su mantenimiento" (monitores, materiales, etc...) pero sí unas cuantas, dependiendo de la situación en que se encuentre cada centro docente y de otros factores: solvencia del APA, de las propias familias, intereses del alumnado y de sus familias, etc...

¿Qué son las "actividades extraescolares"?.
Son aquéllas en las que los niños y niñas del centro escolar realizan fuera del horario lectivo (por las tardes, generalmente) y en las cuales se ofrece formación complementaria a los conocimientos académicos:
  • Refuerzo de algunas materias académicas (idiomas, matemáticas, informática,...).
  • Práctica de deportes: artes marciales, fútbol, baloncesto, natación,...
  • Actividades de teatro, manualidades, música, danza,... y otras actividades artísticas.
  • Aprendizaje y práctica de juegos de mesa: ajedrez, damas,...
  • Actividades al aire libre: acampadas, senderismo, excursionismo,...
  • ...
La oferta es tan variada como sea la demanda y los medios materiales para poder ejecutar esas actividades. Por lo tanto, que se pongan en marcha o no dependerá de que las elijamos o no y de que el colegio las pueda ofrecer atendiendo a las posibilidades económicas y de instalaciones con que cuente el centro escolar... salvo que elijamos otros espacios ajenos al centro docente en el que estudian nuestros hijos.

¿Quíén las elige?.
Cuando los niños son muy chiquititos solemos elegirlas los padres y madres y a medida que nuestros hijos van creciendo son ellos quienes deciden "qué actividades quieren realizar" (así suele ser, generalmente).
Nuestra propuesta es que dialoguemos al respecto y dejemos elegir a nuestros hijos la actividad que desean realizar; podemos orientarles, darles información de cada una de ellas o pedirles que la obtengan ellos en su propio colegio,... incluyendo en esa información la normativa que haya en cada una de ellas y las condiciones para cambiar de unas actividades a otras, etc... y luego dialogar con ellos al respecto para finalmente llegar a la toma de decisiones de la forma más autónoma y responsable posible.
¿Por qué?.  Por varias razones:
  1. Porque esta libertad para elegir ellos estas actividades es darles a entender que "hay que pensar bien la decisión a tomar porque una vez tomada deberán asumir todas las consecuencias de esa elección". Con esto les estamos enseñando a pensar y hacer uso de su libertad de manera responsable.
  2. Porque hay que trabajar también el lado afectivo de nuestras actividades: desarrollar los gustos,  habilidades o inclinaciones a realizar unas actividades y no otras en un momento determinado. A los padres podrá parecernos que "debieran elegir otras"... pero quizás la elección de nuestros hijos responda más aún a lo que ellos andan buscando, es una apetencia que les surge de dentro y necesitan vivirla.
  3. Porque es un enriquecimiento mutuo: con esa decisión tomada y su posterior vivencia nos aportará a todos, hijos y padres, un espacio nuevo en el que exploramos juntos, desarrollamos la capacidad de adaptación a algo no esperado -en nuestro caso si acaso queríamos otra cosa- y el disfrute de una actividad que se está  realizando con libertad y responsabilidad -caso de nuestros hijos-.
  4. ...
¿Y si se cansan y luego las quieren dejar?.

Pues... puede suceder, naturalmente. Si llega el caso, recordemos a nuestros hijos la fase anterior a la decisión tomada y planteémosles:
  • ¿Por qué quieres dejar la actividad?. Escuchemos bien su respuesta porque puede suceder que esa explicación nos dé pistas sobre unas causas que se pueden atajar y resolver con facilidad.
  • ¿Para qué quieres dejarla?. Con esta cuestión les estamos planteando lo que supuestamente quieren conseguir al dejar esa actividad... y quizás podamos aportar elementos de reflexión que orienten mejor sus expectativas.
  • ¿Qué hablamos de esto antes de que decidieras elegir esta actividad?, ¿qué normas tiene el desarrollo de esas actividades?, ¿a qué nos comprometimos?. Y razonemos sobre ello con calma y tratemos de que nuestros hijos comprendan la necesidad de asumir lo que "tomar una decisión" significa. Nuestros hijos necesitan comprender que hay unas "reglas" que deben ser respetadas y que no pueden romperse a capricho sin más porque afectarán negativamente al conjunto de personas con quienes adquirimos un compromiso... y ya cambiaremos de actividad cuando ello sea posible según esas "reglas del juego".
  • Finalmente, preguntemos:  ¿Qué podemos hacer ahora?, ¿qué crees que es mejor?. Y si en esta respuesta y en las anteriores vemos que nuestro hijo está viviendo muy mal la situación... es entonces cuando nos convenga facilitar el cambio a otra actividad en la  que se pueda desarrollar mejor. Si por el contrario vemos que ha resuelto sus miedos, trabas, etc... animémosle a continuar; sólo hemos hecho un alto en el camino.
¿Y si los padres vemos que necesitarían más ciertas actividades que otras?.

Quizás veamos que efectivamente a nuestro hijo le vendría muy bien alguna actividad de "refuerzo escolar"... pero va y elige todo menos eso. Suele pasar.
Bueno, siempre cabe la "mano izquierda", la negociación:
-  "Mira hijo, vale, tú eliges la que más te guste de todas y nosotros, papá y mamá, lo aceptamos y además te ofrecemos la posibilidad de mejorar en ..... para que la puedas disfrutar mucho más cuando veas que por fin la dominas a la perfección, así que te proponemos que te apuntes también a....". ¿Hacemos el trato?".
Cada cual vea cómo hacer, no hay recetas pero el diálogo entre padres e hijos y el buen entendimiento será siempre clave para cualquier choque de intereses.

Conclusiones.
  1. Intentemos siempre, por todos los medios, que nuestros hijos se sientan a gusto con aquello que emprenden; si lo llevan como una carga más... de nada les va a servir salvo para generar más rechazo todavía a eso que realizan.
  2. No utilicemos las actividades extraescolares como una guardería para nuestros hijos sino como un espacio complementario para su formación integral, para su desarrollo personal, tan importante como cualquier otra tarea de sus vidas.
  3. Menos aún las empleemos como una manera de "tenerlos ocupados en lo que fuere, la cuestión sea que no nos den la tabarra en casa"; no, por favor. Más bien utilicemos estos espacios para ese desarrollo personal mencionado anteriormente y como una ocasión de explorar facultades, descubrir y desarrollar potencialidades y, sobre todo, que nuestros hijos se sientan realizados en ellas.
  4. Las actividades extraescolares tienen intencionalidad educativa, por lo tanto intervengamos en ellas de esa misma forma, obtengamos provecho de ellas nosotros también.
PARA LA REFLEXIÓN EN FAMILIA:
  • ¿Conocemos la oferta de "actividades extraescolares" del colegio en el que están nuestros hijos y las condiciones concretas para su desarrollo?.
  • ¿Desearíamos que hubiera mayor oferta de actividades extraescolares?,  ¿qué podríamos hacer para lograr esa mayor diversidad?.
  • ¿Cómo es nuestra experiencia en este asunto?, ¿logramos un buen entendimiento entre nosotros y nuestros hijos?. ¿Cómo lo resolvemos siempre?, ¿qué nos ayuda, qué nos dificulta?.
PARA AMPLIAR, CONTRASTAR O PROFUNDIZAR:

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