El ser
humano está en constante cambio. Lejos de preocuparnos y aferrarnos al pasado,
debemos estar dispuestos a afrontar lo que venga, que puede incluso ser mejor
para nosotros.
Los
cambios forman parte de la naturaleza. La vida son ciclos, fases y etapas, ahí
donde el ser humano debe ser parte también de ese movimiento vital. Cambiar es
sinónimo de crecer: algo a lo que no deberíamos tenerle miedo.
Ahora
bien, pero… ¿Cómo hacerlo?. ¿Cómo asumir, por ejemplo, la pérdida de la
juventud?. ¿O cómo aceptar la pérdida de mi trabajo?.
Una variación
en nuestra existencia puede traer la incertidumbre y un periodo de crisis pero, si enfocamos
nuestra realidad de un modo adecuado, podemos “reinventarnos”, o descubrir
incluso aspectos insospechados que nos traen nuevas ilusiones.
Cambios
que duelen, cambios que nos enriquecen.
Podríamos
empezar hablando de lo que llamamos “crisis vitales normativas”. Son momentos
personales que todos hemos experimentado casi de forma obligatoria: un cambio
de colegio, la adolescencia, la primera decepción emocional, la pérdida de un ser querido…
Algo
que debemos tener claro es que no todas las personas afrontamos los cambios de
la misma manera. De ahí que no nos sirvan los mismos consejos ni las mismas
estrategias.
Además
de las crisis vitales normativas, podemos experimentar también los cambios
físicos y los personales. En todos hay instantes de dificultad. No tenemos más
que pensar en estas situaciones:
- Pasar una época complicada a causa del estrés o a alguna enfermedad puntual, y ver cómo subimos o bajamos de peso casi sin darnos cuenta.
- Afrontar la menopausia y esos cambios físicos y orgánicos que ocasiona también trae un alto sufrimiento para muchas mujeres.
- Los embarazos, el ver cómo crecen nuestros hijos y cómo son cada vez más independientes supone también asumir nuevos roles, nuevas formas de afrontar la vida.
Hay
cambios que duelen, no hay duda, pero hemos de tener en cuenta que, a su vez,
cualquier instante de crisis personal supone una oportunidad para cambiar y
mejorar como personas, y ser así más hábiles, más sabios y encontrar un mayor
equilibrio personal.
Por qué
hay personas que afrontan mejor los cambios que otras.
Seguro
que en tu contexto social más próximo conoces a alguien que, por ejemplo, ha
superado su separación de un modo muy positivo, con normalidad.
Los hay
que, ante enfermedades muy duras, siempre nos dan lecciones gracias a su
optimismo, a una fuerza vital que no sabemos de dónde les brota.
Hay
personalidades a las que los imprevistos más complejos y duros les hacen salir fortalecidos de un modo maravilloso. ¿Cómo lo hacen?.
Nunca
te resistas al cambio. Es una forma inútil de sufrimiento que debemos evitar.
La aceptación es el primer paso de la lucha posterior por “reconstruirnos”, por
seguir avanzando en nuestro sendero vital.
- Si alguien no te quiere, acéptalo. No te aferres a algo que no puede ser.
- Si te han echado del trabajo, acéptalo y sigue luchando. Tal vez era una oportunidad para encontrar otro camino mejor.
- Si ves que tu aspecto físico está cambiando a causa de la madurez, acepta el paso del tiempo, pero lucha cada día por cuidarte y verte bien, como tú deseas.
El
cambio es un momento para la oportunidad.
Es posible que hayas tenido que dejar atrás algo que te definía, algo que hasta no hace mucho te hacía feliz. Lejos de temer a la soledad o a la incertidumbre que provoca el cambio, afróntalo como una oportunidad.
Sabemos
que no es fácil llevarlo a cabo, pero si tienes claro que el propósito de esta
vida es ser feliz, entenderás que es necesario buscar nuevas puertas, nuevas
oportunidades.
La
confianza personal, una buena autoestima y nuestra propia determinación por
sonreír de nuevo nos hará recordar que “aún nos quedan muchos trenes a los que
subir”.
La vida
nos obliga a pasar páginas, pero también a cambiar de libro.
Pongamos
un ejemplo: llevas mucho tiempo ayudando a tu familia, dándolo todo por ellos.
Sin embargo, por mucho que hagas, nunca llegan a reconocerlo; dan por sentado
que "ésa es tu función”.
Lo has
intentado todo para que te valoren, para que te tengan en cuenta, pero lo único
que obtienes es tu propia frustración.
¿Es
momento quizá de pasar página?. Tal vez lo que debas hacer sea algo más radical:
cambiar de libro, cambiar de vida. Y para eso:
- El primer paso es tomar conciencia de la situación y plantearse los cambios que deban ser necesarios para que la situación sea constructiva para todos.
- Plantear la cuestión abiertamente con la pareja y buscar juntos una solución aceptable que sea beneficiosa para todos.
- Implicar en ese cambio al resto de la familia: hijos y demás familiares que convivan en el ámbito de este hogar.
En
ocasiones los pequeños cambios, lejos de traernos felicidad, nos dejan en la
misma tristeza. Por ello, será necesario iniciar grandes cambios.
Ahora
bien, queda claro también que esos “grandes cambios” conllevan mucha valentía,
decisión personal y la suficiente autoestima como para salir por fin de nuestra
zona de confort.
Nuestro
ciclo vital está lleno de variaciones, y ello, lejos de darnos temor, nos debe
motivar, nos debe obligar a formar parte de ese movimiento armónico que es
crecer, madurar, amar, crear vínculos. Construir, al fin y al cabo, nuestra
propia felicidad.
PARA AMPLIAR:
- El amor está en los pequeños detalles.
- ¿Cómo afrontar los cambios laborales?.
- Enfrentar los cambios en la relación de pareja.
- 8 consejos y recursos para afrontar los cambios de tus hijos.
- 5 cosas que se deben saber antes de iniciar un gran cambio en tu vida.
- Cómo tener más confianza y seguridad en ti mismo/a.
- Cómo superar la inseguridad.
PARA LA REFLEXIÓN EN FAMILIA:
- ¿Qué han aportado estas informaciones (tanto el artículo como los enlaces para ampliar) a la vida personal?. ¿Y a la vida de pareja o familiar?.
- ¿Qué elementos de la vida personal, de pareja o familiar necesitan un cambio importante ahora mismo?, ¿qué proceso creemos que hay que seguir para que puedan darse esos cambios y que éstos beneficien a todo el ámbito familiar?.
- ¿Qué puedo hacer yo, qué podemos hacer como pareja,... para que ese proceso tenga éxito y alcancemos los objetivos propuestos?.
- ¿Qué hacemos si observamos que llegamos a resultados diferentes de los esperados?.
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