martes, 16 de marzo de 2021

Pensar pensando en el otro

Cuando todo lo enjuiciamos únicamente desde nuestro particular interés sin ver más allá de la punta de nuestra nariz y sin tener en cuenta más nada... no sólo nos empobrecemos
o como mínimo nos estancamos sino que además nos incapacitamos para construir cualquier proyecto común (entendiendo por "común" aquél en el que participan varias personas que tienen esa idea, objetivo o interés compartido).


Don Manuel Segura Morales creó hace unos cuantos años unos materiales que ayudaban a desarrollar las habilidades cognitivas y dentro de ellas el "aprender a pensar". Lo estructuraba en cinco tipos de pensamiento:
1- Causal.

Puede darnos sobradas pistas para entender bien este conocimiento pinchen AQUÍ y hallarán una buena síntesis.

Gracias a ese excelente material muchos docentes, educadores sociales, etc... aprovechando además las propuestas y adaptaciones que Don Manuel Segura Morales expresaba en dichos materiales según destinatarios ayudaban a los niños/as y jóvenes,... a PENSAR (no porque no supieran sino porque es necesario educar ese pensamiento).
De los pensamientos que uno permite, provoca o alimenta salen los sentimientos pero no sólo eso sino también las palabras y las actitudes y por lo tanto las acciones concretas.

Pensamiento de perspectiva.

Según manifiesta Don Manuel Segura Morales este pensamiento correspondería al escalón más alto en la evolución del pensamiento: ya no mira sólo la decisión que más le beneficie a uno sino que se tiene en cuenta además el ajeno. Es decir, como mínimo tenemos que evitar daños o perjuicios a quienes de alguna manera afectarán nuestras decisiones y si además de ello logramos un bien añadido... mejor.
Para orientarnos adecuadamente en la práctica de este pensamiento necesitamos plantearnos esa máxima de "No hagas a nadie lo que no quieras que te hagan a ti", o dicho de otro modo: "Haz con los demás así como te gustaría que hicieran contigo". O bien practicar la empatía: saber ponernos en la piel del otro, calzar sus zapatos, y hecho este ejercicio... ya luego tomar la decisión que creamos mejor.

Educar de acuerdo con el pensamiento de perspectiva.

El primer paso para llegar a dominar este pensamiento es saber OBSERVAR el entorno (sin ánimo de buscar el cotilleo ni para buscar argumentos para la crítica sino únicamente para conocer y comprender a la persona y el mundo de sus relaciones).
Invitemos a los hijos a poner atención a todo lo que hacen los demás (las tareas que desarrollan, cómo las hacen,...), lo que dicen a través de diferentes lenguajes y lo que con ello quieren expresar (lo cual nos llevará al diálogo), la expresión de sus sentimientos,.... De esa forma podrán aprender a conocer y comprender mejor a quienes comparten diferentes espacios a diario con ellos.
El segundo paso es IMAGINAR cuáles podrían ser las consecuencias para esas personas (por eso es necesario conocer a estas personas, su entorno y sus relaciones) según si tomamos una decisión u otra.
Pongamos por ejemplo en casa: Es un sábado por la mañana, me apetece mucho marcharme a la playa y tengo ya a mano la agenda con los teléfonos de mis amigos para quedar con ellos; mi madre se llevó el coche para la ITV y mi padre está con las tareas de la casa: limpieza, poner la lavadora, hacer las compras, preparar la comida del mediodía,...
¿Qué hago?, tengo varias opciones y las dos más claras son:
  1. 1ª)- Llamar a mis amigos y decir que me voy con ellos. Coger el bono y marcharme a la playa. Consecuencias: mi padre se queda solo haciendo todas esa tareas de la casa; mi madre tampoco podrá contar conmigo para nada. Y cuando regrese a casa me quedarán pendientes mis tareas de estudios, con lo cual luego tampoco podré colaborar con ellos apenas.
  2. 2ª)- Llamar a mis amigos y proponerles ir a la playa mañana o dejarlo para el fin de semana siguiente; o bien que vayan ellos hoy pero yo no voy. Consecuencias: me quedo en casa atendiendo mis tareas pero disponible para mis padres, especialmente para quien está en casa conmigo, en cualquier momento de apuro o ayuda que necesiten.
Si mi pensamiento de perspectiva está bien formado... obviamente optaré por la 2ª alternativa pues, además de atender mejor mi responsabilidad sobre mi principal tarea, podré ayudar a resolver cualquier cosa mucho mejor si estoy que si no estoy. Y, por otra parte, no se anula mi relación con mis amistades, sencillamente se aplaza o posterga una actividad conjunta que s epuede llevar a cabo en cualquier otro momento; es decir, conviene pues en este pensamiento hacer la consabida tabla de VENTAJAS - INCONVENIENTES - DUDAS y luego elegir la mejor alternativa.

Situaciones mil.

Tenemos en nuestra vida cotidiana infinidad de situaciones en las que se pone a prueba este pensamiento de perspectiva y para dar con ellas nos bastan estas simples preguntas: "¿De qué manera o cómo afectará a los demás si yo tomo tal decisión?, ¿en qué les va a beneficiar?, ¿en qué les va a perjudicar?".
Podemos transladar estas cuestiones sencillas tanto a nuestra vida familiar como a nuestras relaciones de amistad, vecindad,... tanto para el ambiente estudiantil como laboral,... en los momentos de descanso o de ocio,... en el ámbito urbano como natural,...

Criterios a tener en cuenta.

Siempre y en todo caso se trata no de anular nuestros intereses (puede parecer que una decisión sólo sea adecuada si anteponemos el bien del otro sobre el propio, pero eso no es así, no necesariamente) sino de preservando el propio bien logramos también el del otro e incluso lo multiplicamos al añadir a la propia felicidad la que observamos en el otro al recibir el bien que generamos.
Puede haber ocasiones en las cuales, sin embargo, sí es coherente renunciar al propio beneficio: Siempre que el beneficio personal implique el daño del otro o al entorno natural o social que es para todos un bien común (cuando hacemos un daño a ese bien común nos lo estamos haciendo a nosotros mismos también).
Obviamente, menos coherente es optar por algo que es un perjuicio para alguien y, por otra parte, no es beneficio alguno para uno mismo. En este caso lo que hay es lo contrario a la empatía: sólo deseo de hacer daño.

Santi Catalán

PARA AMPLIAR:
  • ¿Qué puntuación le damos en una escala del 0 al 10 a la habilidad de "pensar en realizar algo. pensando en los demás" y por qué le damos esa puntuación?.
  • ¿Qué conclusiones obtenemos tras la lectura de este artículo y de aquellos enlaces a los cuales nos ha remitido?. ¿Y de los artículos "para ampliar"?.
  • ¿Cómo andamos los adultos en esto de "pensar pensando en los demás", qué tal nuestra empatía, nuestro pensamiento de perspectiva?. ¿En qué podemos mejorar y cómo?.
  • ¿Nos parecen adecuadas las ideas y propuestas de este artículo para educar a nuestros hijos en el pensamiento de perspectiva?, ¿qué otras ideas plantearíamos nosotros?.

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