- "¿Llevas la cartera cariño?", le pregunta la mujer a su pareja
cuando ambos iban a entrar a la gran superficie comercial.
- "Naturalmente mi amor, ¡vaya pregunta ésa!".
- "Mira que no podemos dar muchas vueltas, hay muchas cosas que hacer
y nos quedan pocos días para poder llegar a todo bien".
Y luego entra uno en esa gran superficie, paseando por los diferentes
pasillos -especialmente en la sección de juguetes a esas horas de las 9 de la
noche... y parece que por allí pasó una marabunta arrasando y
removiéndolo todo.
Se observa a clientes que casi se pelean con otros por llegar primero y
comprar determinados artículos que no valen ni 3 ni 30 ni 300 € sino bastante
más ¡y no dan de comer esos cacharros!; otros que casi cogen una depresión
porque no logran dar con la PS4 ó 5, ¡yo qué sé! y se agobian porque no
saben qué les van a decir a sus hijos,...
¿Y cuando van a caja?, ¡unas colas interminables! donde se puede uno tirar
más de media hora esperando su turno.
"¡Y dicen que estamos en crisis!", decía mi amigo
contemplando el espectáculo.
Somos un espectáculo.
Regateamos en libros y cuadernos,diciendo que "no tenemos dinero"
para material didáctico para nuestros hijos en el colegio... pero tiramos la
casa por la ventana con juegos, juguetes, maquinitas que no les servirán ni
para aprobar un triste examen, mucho menos para darles de comer o curar un mal
de cabeza.
Apenas nos da para comer y compramos lo más barato y escaso que
podemos "para ahorrar" pero en casa no nos falta el televisor último
modelo o cambiamos de móvil cada 6 meses.
No apuntamos a nuestros hijos en las excursiones de todo el año que el
centro escolar organiza con fines educativos "porque no tenemos
medios" pero luego nos gastamos 10 veces más en un solo día de feria.
...
¿Qué nos está pasando?, ¿por qué y para qué nos disparatamos tanto?.
"Consumo responsable".
Es un término ya muy conocido... pero poco practicado. "Consumo
responsable" es:
- SABER PRIORIZAR: Si nuestros
recursos económicos no son muy elevados o incluso estamos pasando
apuros... invirtamos en primer lugar en los bienes de primera necesidad
(alimentación, salud, vestido, formación,... de todos los miembros de la
familia) y luego lo demás.
- CUIDAR
EL MEDIO AMBIENTE: Asegurémonos de que esos productos que adquirimos
cumplen con los requisitos de respeto a la naturaleza tanto en su
producción como en toda la basura que se producirá tras su desembalaje.
- FOMENTAR
LA ECONOMÍA LOCAL: Miremos bien la procedencia del producto: Cuanto más
cercano sea su lugar de producción menos costes añadidos habrá acumulado y
mejores condiciones naturales podrá disponer, además de favorecer la
pervivencia de los pequeños productores hoy tan acosados y casi
exterminados por los grandes productores multinacionales y trasnacionales.
- SEGUIR
CRITERIOS DE NECESIDAD REAL: Sepamos discernir lo que la publicidad nos
dice. Preguntémonos: "¿Realmente es necesario eso que me dicen que
hay que comprar?, ¿puedo pasar con lo que tengo sin necesidad de
más?,...".
- SEGUIR
CRITERIOS DE SOLIDARIDAD: Empezando por los más cercanos (familiares,
amigos, vecinos,...) que estén pasando apuros. Si nos privamos de algo no
sea sólo para ahorrar sino para poder ayudar a alguien a vivir con algo
más de dignidad.
- ...
Obviamente esto del "consumo responsable" no es muy del agrado de
los grandes negociantes ni para quienes manejan los hilos de los grandes
beneficios económicos a medio y corto plazo pero sí es una cuestión que
necesitamos valorar porque está en juego un negocio mucho mayor que el de estos
señores del dinero, máxime si nos planteamos esto desde la perspectiva
cristiana: "no estamos en una selva o jungla en la que tenga que
sobrevivir sólo el más fuerte o con mayores y mejores recursos, sino en una
COMUNIDAD humana llamada a ser salvada en guagua, no en motocicleta de
carreras".
Recordemos cómo vivían las primeras comunidades cristianas lo relacionado con los bienes y su sentido de COMUNIDAD: Hch. 2,44-45 y 4,32-35 y veamos si podemos aprender algo de aquella vivencia (que no es tan lejana: hay entre nosotros hoy y aquí comunidades cristianas y familias que viven plenamente ese espíritu).
Recordemos cómo vivían las primeras comunidades cristianas lo relacionado con los bienes y su sentido de COMUNIDAD: Hch. 2,44-45 y 4,32-35 y veamos si podemos aprender algo de aquella vivencia (que no es tan lejana: hay entre nosotros hoy y aquí comunidades cristianas y familias que viven plenamente ese espíritu).
Criterios educativos con nuestros hijos.
Llegamos al "caballo de batalla". Y lo decimos así porque si a
los adultos nos cuesta vivir esto... es muy probable que a nuestros hijos les
cueste como mínimo otro tanto. No obstante, hayamos hecho lo que hayamos hecho
hasta hoy, todo nos es posible porque somos dinámicos, tenemos siempre la
posibilidad de cambiar.
Al respecto proponemos:
- COHERENCIA. No podemos
pretender educar a nuestros hijos en valor alguno si no vivimos nosotros
mismos esos valores, o por lo menos dar muestras de que lo intentamos.
- ANÁLISIS
DE LA REALIDAD. Observemos la manera en que nuestros hijos administran sus
ahorros, sus bienes materiales, qué uso les dan, cómo los cuidan,... y
hagamos diálogo con ellos al respecto para resaltar o reforzar las
actitudes que muestran sentido de la responsabilidad sobre sus cosas, los
criterios señalados más arriba sobre "consumo responsable" y
también siendo críticos con aquellas formas que van en detrimento de esos
valores.
- REFLEXIÓN
SOBRE ESOS HECHOS. Provoquemos su reflexión al respecto analizando los
resultados para que descubran la relación causa-efecto o
causa-consecuencia, de manera que vayan viendo la necesidad de plantearse
en futuras ocasiones otras maneras de actuar, otras actitudes respecto a
esas formas de usar sus bienes, recursos económicos o de otro tipo.
- COMPROMISO.
Ayudemos a nuestros hijos a determinar actitudes que necesiten ejercitar
para que en futuras ocasiones no vuelvan a caer en los mismos errores y
finalmente se propongan algo concreto -algo que podamos revisar, evaluar-
y que signifique ya un cambio respecto a lo anterior. Es muy
importante que esas actitudes y ese compromiso salga de ellos, no sea
impuesto por nosotros -salvo que veamos que no surja de su iniciativa-.
- COMPARTIR.
Hagamos partícipes a nuestros hijos de las situaciones de necesidad por
las cuales pasamos nosotros mismos, otros familiares, amigos,... personas
y colectivos del mundo que tienen dificultades incluso para poder
sobrevivir de manera que puedan plantearse sus propias respuestas sobre
esa realidad que compartimos. No les vamos a traumatizar con ello sino que
les ayudaremos a "tomar parte" en el proceso de solución y les
educaremos en el sentido de responsabilidad dentro de la comunidad.
Como en todo, esto es una carrera de fondo y será necesario crear el hábito
y tener constancia de ello antes de dar por sentado que logramos nuestros objetivos.
PARA LA REFLEXIÓN EN FAMILIA:
- ¿Nos parecen suficientes los
elementos con los que definimos el "consumo responsable"?,
¿añadiríamos algunos más?, ¿cuáles?.
- ¿En qué nos consideramos
nosotros, los adultos, consumidores responsables y en qué no?. ¿Cuáles son
nuestras mayores dificultades para conseguirlo?.
- ¿Cómo estamos enseñando a
nuestros hijos a ser "consumidores responsables"?. Hablemos de
experiencias concretas que estemos viviendo y que nos estén dando buen
resultado y compartámoslas con los demás.
- ¿En qué situaciones observamos
que todavía les cuesta?, ¿cuáles son las causas de esa dificultad?; ¿cómo
podríamos ayudar en ello los padres y madres?.
PARA AMPLIAR, CONTRASTAR O PROFUNDIZAR:
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