domingo, 1 de junio de 2014

"Quiero que mi hijo sea competente"

¿Qué padre o madre preferiría lo contrario?. Pero cuidado: "no es lo mismo SER COMPETENTE en la realización de un cometido, una tarea,... que SER COMPETITIVO".
Sin embargo, no pocos padres y madres argumentan la necesidad de "educar a sus hijos en y para la competencia porque de facto la sociedad funciona así", dicen.
Por lo tanto, sus actitudes y estrategias educativas para con sus hijos incitan constantemente a una competitividad que aunque no niega la "competencia" o "capacitación" de los hijos para el ejercicio de una tarea sin embargo empujan también hacia la "competencia contra otros estudiantes a quienes se ve ya como futuros rivales en la consecución de un puesto honorífico en una carrera académica y después en un puesto de trabajo de prestigio".

(En parte llevan razón porque el Plan Bolonia de donde arranca el actual sistema educativo lo que busca es eso: adecuar este sistema educativo a las necesidades del “mercado laboral”; pero aunque esto sea así… nosotros somos quienes decidimos el “cómo” llevamos adelante esta preparación).

Indicadores de esta obsesión.

Se dan ya desde la misma Educación Infantil: Padres y madres empeñados en que sus hijos aprendan a leer e incluso escribir lo antes posible, a saber contar, sumar y...

  1. La cosa se hace realmente grave cuando ese rendimiento que se trata de conseguir a fuerza de presionar tanto a sus hijos como al profesorado lleva aparejados ciertos comentarios de los padres a sus hijos en los cuales se detectan "comparaciones":
    • - "Mira, Fulanito ya sabe leer, me lo ha dicho su madre, ¿y tú...?".
    • - "No te juntes con Tal y Cual que no saben nada, tú júntate con...".
  2. O bien hablan con la tutora del aula para que ésta siga con el niño o niña las mismas pautas academicistas que en casa se siguen para que "ese niño o niña avance más rápido"... sin tener en cuenta que "además de lo académico los niños en estas edades desarrollan otro tipo de aprendizajes tan importantes o mucho más que lo estrictamente académico", especialmente los relacionados con la socialización:
    • Educación inclusiva: respetando y promoviendo la integración de niños y niñas con necesidades educativas y de atención especiales.
    • Atención a la diversidad: aprendiendo a convivir e interactuar con quienes son niños procedentes de otros países, culturas, creencias,...
    • Desarrollo del autoconcepto, autoestima, autonomía,...
    • Educación de la expresión de emociones y sentimientos,...
    • Educación en valores y normas de convivencia.
    • ...
  3. Ya en Primaria, a veces los padres imponen a sus hijos obtener notas superiores a tal o cual cifra so pena de sufrir arrestos o privación de tiempo de juego (cuando ese tiempo de juego es tan importante para su desarrollo personal en estas edades como el estudio):
    • - "Si no me sacas 8 ó 9 como mínimo en todas las notas olvídate de salir con tus amigos a jugar el partido de fútbol del sábado por la mañana".
    • O peor aún: - "Tú has de sacar más nota que el hijo de los vecinos del 4º, sería una vergüenza que ese niño te ganara; tú puedes más que él".
  4. Incluso rizando el rizo:
    • - "No me vale que saques en todo notables y sobresalientes, quiero que seas el primero de tu clase, en todo, ¡que no se diga!".
    • O bien: - "Me haces pasar mucha vergüenza cuando veo tus notas; eso no se le hace a un padre".
  5. Haciendo comparaciones y descalificando:
    • - "Yo nunca suspendí ninguna ¿y tú?, ¿no te da vergüenza?; ¡eres un vago!".
    • - "Fíjate en tu hermana, mira qué notas trae siempre, ¿cuándo vas a conseguir tú una cosa así?".
  6. ...
Matizaciones.

¿Es malo pedir a los hijos esfuerzo en su trabajo académico?. El sentido común y la experiencia nos dicen que "los hijos necesitan elaborar su propio código de conducta, sus criterios de actuación,... y para eso es imprescindible nuestra colaboración; tanto con la palabra como con nuestro ejemplo nosotros vamos aportando esas referencias claras que ellos necesitan".
Lo que puede ser negativo o positivo es la manera o maneras que empleamos para lograr que mejoren en sus rendimientos.
Si nuestro hijo o hija no obtiene resultados que son de esperar en él o ella... analicemos primero las causas de ese bajo rendimiento, todas, todas las posibles razones de esos resultados y luego trabajemos en erradicar esas causas. "No sirve de mucho andar con una fregona matándose a recoger el agua que hay en el suelo si seguimos dejando que el grifo la siga derramando en él, habrá que cerrar el grifo y luego recoger el agua caída".
En las etapas de Infantil y Primaria lo fundamental no es tanto el rendimiento académico final sino los siguientes objetivos:

  1. Socializar: aprender a convivir con sus iguales, conocer, comprender, vivir e interiorizar normas que ayudan en la convivencia.
  2. Desarrollar armónicamente la persona: en el plano físico, psíquico y espiritual.
  3. Adquirir habilidades y técnicas para el trabajo académico.
  4. Armonizar sus saberes, cualidades o aptitudes y actitudes para afrontar cualquier problema y resolverlo con autonomía.
  5. Fomentar la motivación para el estudio, el desarrollo de todas sus facultades y habilidades,...
  6. Establecer las bases, en definitiva, para el desarrollo de la plena autonomía del estudiante en su proceso formativo y de desarrollo personal.
  7. ...
¿Son importantes las "notas" o calificaciones con toda su martingala?. Sí, lo son, pero sólo como indicadores del punto en el que están académicamente hablando; ese punto no habla de nada más.
Lo que nuestros hijos son capaces de hacer en sus vidas sólo lo pueden determinar ellos y pueden experimentarse en estas edades cambios y ritmos a veces espectaculares... pero esos cambios no van a depender de los sistemas de evaluación ni de las notas, jamás; esos cambios forman parte de su proceso de desarrollo personal (que es único en cada individuo) y también forman parte de la calidad de relación que seamos capaces de establecer con ellos.

Evitemos a toda costa:

  1. El angustiarlos con obtener ciertas calificaciones que les hagan perder de vista incluso que son niños y que hay otras facetas de la vida tan importantes o más que esas notas.
  2. El compararles constantemente con otros niños del colegio, con sus hermanos o con nosotros mismos.
  3. El imponerles el modelo competitivo del mercantilismo social -que nadie quiere... pero sin embargo reproducimos con tanta facilidad-.
Y tomémonos este tiempo en que nuestros hijos cursan Educación Infantil y Primaria en colaborar y coordinarnos lo más y mejor posible con la Comunidad educativa docente en la consecución de los objetivos que exponíamos en las "matizaciones".

PARA LA REFLEXIÓN EN FAMILIA:

  • ¿Nos consideramos a nosotros mismos, los adultos, personas competitivas, que andamos constantemente comparándonos o compitiendo con los demás?. Si fuera así, preguntémonos: ¿en qué grado está influyendo en nuestros hijos nuestro modo de pensar, hablar y vivir?.
  • ¿Hay alguno de estos "indicadores de obsesión por las notas" en nosotros?, ¿hay otros que aquí no hemos mencionado?. ¿Cómo erradicarlos, cómo corregir esa competitividad malsana?.
  • Si no es nuestro caso pero, sin embargo, deseamos que nuestros hijos adquieran el hábito del esfuerzo y autosuperación constante ¿cómo planteamos esa propuesta?, ¿qué estrategias seguimos?.
Les invitamos a compartir sus experiencias e ideas al respecto. No es una cuestión sencilla y en éste como en tantos otros asuntos nos necesitamos unos a otros y podemos ayudarnos mutuamente más de lo que nos parece, incluso desde lo más sencillo y cotidiano.
Insistimos: podemos experimentar presión para “educar en un sentido o en otro” pero al final somos nosotros quienes decidimos. EDUQUEMOS para la solidaridad, la colaboración, poner al servicio del BIEN COMÚN nuestros saberes y habilidades, ejercitemos nuestras INTELIGENCIAS MÚLTIPLES y logremos un buen trabajo colaborativo.

PARA AMPLIAR, CONTRASTAR O PROFUNDIZAR:

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