sábado, 25 de mayo de 2013

¡Vida sana!

Decía un sabio que "la humanidad es muchas veces un poco absurda porque nos pasamos la mitad de nuestra vida estropeando nuestra salud y la otra mitad tratando de arreglar esa mala salud". ¿Nos parece que es así?.
El día 31 de  mayo se celebra el "Día Mundial sin tabaco"; uno de los vídeos que al respecto pueden hallar es el siguiente:
El vídeo trata de impactar, es algo sensacionalista, es verdad, pero nada de cuanto plantea es ajeno a la realidad. A partir de él podemos plantearnos:
  1. Si supiéramos ya de antemano todas las consecuencias en nuestra salud si nos convertimos en consumidores fieles del tabaco ¿aún así nos haríamos consumidores del mismo?.
  2. Si supiéramos de los perjuicios que ello puede provocar en nuestros hijos y en quienes nos toman como modelos ¿aún así mantendríamos ese consumo?.
  3. Si nos dieran la opción de cobrar de repente todo lo que nos gastamos en tabaco en un año ¿renunciaríamos a ese cobro en tal de seguir fumando?.
  4. Si el tabaco no nos soluciona problema alguno, sino que además crea problemas o los agrava... ¿para qué insistimos en su consumo?.
  5. ...
Otros muchos documentos que podemos encontrar nos hablan ya de estas cosas, las sabemos, ya nos las contaron alguna vez,... pero nos dejamos llevar ¿por qué?, ¿para qué?.

Hábitos de vida sana.
¿Qué es una "vida sana"?.
Les invitamos a entrar en los siguientes enlaces-web y leer su contenido:
En síntesis podría decirse pues que "hábitos de vida saludable" son aquéllos que:
  1. Evitan todo tipo de sustancias, costumbres, actividades,... que puedan perjudicar nuestra salud (tabaquismo, alcoholismo, consumo de otras drogas duras o blandas,...).
  2. Fomentar todo aquello que redunde en bienestar global de toda la persona (adecuada alimentación -lo vimos en el capítulo anterior-, ejercicio físico, descanso, relaciones sociales constructivas, actitudes personales positivas frente a la vida,...).
¿Y nuestros hijos?. ¿Cómo educar para que adquieran también hábitos de vida saludable?.
Esto no se aprende en los libros ni en internet aunque podamos leer mucho al respecto, tampoco sirven de mucho los discursos o ponencias sobre "vida saludable", aunque obviamente toda información nos viene bien.
Hay dos claves esenciales que a los padres y madres o educadores nos conviene contemplar siempre:
  1. COHERENCIA: Darles ejemplo. No para que nos vean o sólo en el momento en que estamos físicamente delante de ellos (si nos malcuidamos con el tabaco, con el alcohol a deshoras o de manera excesiva o con otras drogas,... aunque lo queramos disimular ellos se van a dar cuenta enseguida) sino para ESTAR BIEN, para mantener una buena salud.
    • Si no somos coherentes con lo que les decimos o les pedimos... no seremos creíbles y van a obtener la conclusión de que no creemos ni en nosotros mismos.
    • Si no somos coherentes acabarán por no dar valor a esa palabra. Dice un refrán: "Me gritan tanto tus hechos que no oigo lo que me dices".
  2. ACOMPAÑAMIENTO: Si contamos ya con la coherencia entre nuestras palabras y nuestros hechos, los siguientes pasos son:
    • Adoptar actitudes que demuestren interés por su salud, más allá del "¿cómo estás?" y entrar en detalles: el tiempo que dedican a descansar, realización de actividades que no maltraten su salud; interesarnos por su estado anímico, sus sentimientos (ellos nos dan muchas pistas sobre su salud interior, tan importante o más que la exterior); expresar también interés por las maneras en que resuelven sus conflictos: éstos o las pésimas maneras de afrontarlos suelen ser causa de malestares y somatización -se convierten en enfermedades que se manifiestan en lo físico- de esos malestares internos).
    • Razonar con ellos los pros y contras de cualquier actividad y consumo de sustancias que puedan perjudicarles en su salud; todo aquello que fortalezca su capacidad de raciocinio, análisis crítico de la realidad, contemplación de todas las alternativas y elección de las más beneficiosas,... les ayudará a establecer sus propios criterios de actuación y les beneficiarán especialmente cuando no podamos estar a su lado para resolver dudas o delatar ciertas trampas del consumismo.
    • Aportar propuestas de mejora de su salud o potenciación de la misma y, en todo lo posible, hacerlas con ellos, en esos mismos tiempos y lugares en que ambos las podamos llevar a cabo (actividades deportivas: senderismo o práctica de cualquier otro deporte pueden ser una buena excusa).
Cuando hay consumo de drogas...
"Cuando la droga entra en un hogar la familia sale destrozada y rota en mil pedazos", así decía una madre en una reunión de padres cuando abordábamos este tema tras mencionar algo sobre los problemas que se dieron en su casa cuando un hijo mayor presentó una fuerte adicción a una de las drogas llamadas "duras".
Sin dejar de ser dramáticas las consecuencias del consumo de drogas, especialmente cuando éste se convierte en dueño de la persona adicta, sin embargo solemos mirar este consumo como el principal problema de salud en esa persona, pero... ¿es realmente ello el principal problema?. Tendríamos que preguntarnos más bien: "¿Por qué, para qué consumimos drogas?,  ¿qué hay en el fondo de esa decisión?". Es ahí donde está el verdadero problema, en lo que nos llevó a esa esclavitud de nuestro siglo.
Si es nuestro caso, si en nuestra familia tenemos a alguien en esa situación:
  1. Entremos en esas cuestiones: ¿por qué?, ¿para qué?. Quizás descubramos que "algo no hicimos conforme hubiera sido mejor"; quizás algo esencial dejamos de hacer con nuestros hijos; quizás ha llegado el momento urgente de cambiar, de buscar maneras de desandar lo mal andado y responder mejor ante las necesidades esenciales de nuestro hijo.
  2. Busquemos apoyo, asesoramiento, comunidad. Si nuestro hijo vive preso de su adicción y observamos que no logramos razonar ni llegar a acuerdo alguno con él que beneficie a todos... busquemos ayuda de profesionales que nos puedan orientar y logremos adquirir habilidades que nos ayuden a afrontar la actual situación sin perder los papeles ni tampoco nuestra salud. No podremos ayudar si nosotros no estamos bien.
  3. Si nuestro hijo un día nos plantea que quiere dejar de consumir... apoyémosle decididamente... pero no de cualquier manera: busquemos un programa terapéutico que responda a las necesidades esenciales que nuestro hijo presenta, que le ayude a reconstruirse como persona de dentro afuera, que cuente con nosotros y a continuación comprometámonos con nuestro hijo y con el programa a fondo en ello; se trata de reencontrarnos con este hijo que estaba muerto y ha decidido volver a la vida, estaba perdido y lo hemos encontrado.
  4. Considerémoslo siempre y en todo caso PERSONA, nunca le identifiquemos ni le califiquemos según su conducta ni con sus apariencias, es persona y es nuestro hijo.
PARA LA REFLEXIÓN EN FAMILIA:
  • ¿Realmente cuidamos de nosotros mismos?. ¿Respetamos nuestras necesarias horas de sueño que corresponden a nuestra edad y demás circunstancias personales?, ¿empleamos las mejores o bien decidimos trasnochar un día y otro también sin necesidad alguna?.
  • ¿Cuidamos nuestras relaciones sociales y afrontamos los naturales conflictos que pueda haber buscando el entendimiento, el respecto al otro y haciendo valer al mismo tiempo el respeto que merecemos?.
  • ¿Practicamos algún deporte, aunque sea simplemente caminar por el placer de caminar siquiera unos 30 minutos al día?. ¿Cómo logramos hacer de esto un hábito y que nunca dejemos de hacerlo, salvo por razones de fuerza mayor -que nos sea imposible realizarlo-?.
  • ¿Tenemos algún problema de adicción al tabaco, alcohol u otras sustancias perjudiciales?, ¿queremos liberarnos de ese consumo?, ¿qué ayudas estamos buscando y cómo las estamos siguiendo si acaso queremos dejar esos consumos y vemos que solos lo tenemos muy difícil o nos parece imposible?.
  • ¿Nos consideramos un buen ejemplo para nuestros hijos en el cuidado de nuestra salud?. Si creemos que no... ¿qué es lo primero que debiéramos plantearnos?, ¿qué estamos dispuestos a hacer para demostrar interés por nuestra salud y la suya?.
PARA AMPLIAR, CONTRASTAR O PROFUNDIZAR:

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