Hace
unos días leí la noticia que viene relatada en este artículo:
http://www.elespanol.com/espana/sociedad/20161007/161234828_0.html
La
primera reacción fue la de desconsuelo por el dolor que esta niña tuvo que
sufrir no sólo en la paliza que le llevó a estar hospitalizada sino también por
todo el anterior que tuvo que aguantar hasta ese momento y ante el cual
aparentemente no se hizo nada que sirviera para detener ese proceso constante
de acoso escolar que esta menor sufría a diario.
El
segundo sentimiento fue el de coraje, una gran desazón por la facilidad en que
unos cuantos niños abusan de la fuerza de grupo para humillarla, maltratarla y
echarla por tierra en todos los sentidos. ¿Cómo se puede expresar tanta
malicia, tanta crueldad, tanto daño,...?.
Lo
tercero que me vino a la mente fue pensar: "Esto no se produce de la noche
a la mañana, hay unas causas y también hay un para qué". Y de ese
pensamiento deducía que la cuestión más importante no se aborda "únicamente aumentando la
vigilancia y señalando al profesorado de dicho centro por la falta de
control de todos los espacios, lugares y momentos de la vida escolar del centro" (no haría falta ninguna vigilancia represiva de la violencia si los niños y
niñas tuviesen conciencia del respeto que todo ser humano merece y necesita,
del valor sagrado de toda dignidad humana y de que ninguna sociedad se
construye excluyendo sino buscando la participación constructiva de todos).
La
pregunta a continuación es ineludible: ¿Quién debe asumir la tarea de aportar
tal educación?.
Culpables,
hay que buscar inmediatamente unos culpables.
La
noticia salta a la prensa e inmediatamente se buscan culpables, como siempre y
cuanto antes mejor porque hay que tranquilizar a la sociedad, a las familias, a
la opinión pública y dejar clara la idea de que "ya está todo
controlado". Y... ¿quiénes son?, en primer lugar el profesorado del
colegio que no fue capaz de darse cuenta de que estaban apaleando a esta niña,
por las razones que fueran, no importa: no había vigilancia en ese momento y en
aquel lugar concreto y punto.
Se
apunta a los niños agresores también y lo que se apunta es que "ya estaban
identificados". Punto. Pero ¿resuelto?.
¿Por
qué?, ¿para qué?.
¿Por
qué unos niños adoptan unas conductas como éstas?, ¿qué factores pueden influir
para que se exprese tanto desprecio a la dignidad humana, a la integridad
física y moral de una persona?. Estaría muy bien averiguar las causas las
cuales tendrían que ver, seguro, con muchos factores estructurales y
socioambientales como por ejemplo:
- - Unos ambientes familiares donde las cosas se obtienen a base de presión, violencia y donde el respeto al otro brilla por su ausencia.
- - Influencias de patrones de conducta que observan en películas, series, videojuegos,... con los cuales los niños se sienten identificados o a los que quieren imitar de algún modo por cierto sentido de admiración.
- - Necesidad de impresionar a otros para así verse o sentirse respetados, temidos,... y así salvaguardados ante posibles "rivales" que usan métodos similares.
- - Necesidad de otros de sentirse aceptados dentro del grupo de "amigos" ("no eres de los nuestros si no haces lo mismo que nosotros").
- - ...
El para
qué parece obvio: se busca reconocimiento, respeto absoluto por parte de los
demás, garantizar el pacto implícito de "no-agresión", la "paz
armada", confirmar el poder o supremacía sobre otros,... ¿Estamos hablando
de algo extraño?; estamos hablando de algo instintivo que forma parte de la
constitución humana. Entonces ¿hay que dejar que estas cosas sigan su curso
porque son naturales?... pues no, va a ser que no; tenemos instintos pero
también voluntad, tenemos la capacidad de EDUCAR nuestras conductas y
tendencias, somos capaces de crear actitudes que modifiquen y hasta transformen
nuestras inclinaciones naturales.
Somos
corresponsables todos.
El
primer espacio en el que esto ha de ser detectado es en la familia, en el lugar
o ámbito social en el cual el niño o niña se desenvuelva.
Otra
cuestión es la "cantidad y calidad del tiempo que los padres o educadores
pasamos con estos niños y niñas, cómo intervenimos con ellos, cómo reorientamos
conductas, cómo respondemos a sus necesidades que no caprichos".
¿Tenemos
ese tiempo?. ¿Cuántas familias hoy, en este país, pueden decir que tienen
asegurado el pan de cada día y no se sienten con la soga al cuello y pueden
decir que mañana podrá seguir entrando en casa el salario necesario para cubrir
siquiera todos los gastos ineludibles?. ¿Qué problemas personales, de salud
mental, se van aposentando en cada uno de nosotros, en las relaciones de pareja
y, por lo tanto, en la relación padres-hijos que nos impiden darnos cuenta de
lo que está pasando con nuestros hijos o lo que ellos están haciendo con otros
niños y niñas?.
Todo
está conectado, todo tiene que ver con todo. No se puede mover una pieza de un
puzzle y ponerla en cualquier otro lugar o eliminarla sin que el resto del
rompecabezas se vea claramente afectado.
No son
los niños, no son los maestros, no son los padres y madres, no son los
educadores que han de hacer de padres de estos niños, no es el Estado ni la
empresa en la que trabajan los adultos,... los únicos responsables; es todo el
conjunto, es la relación existente entre todos ellos. Todos tenemos la
responsabilidad compartida de EDUCAR, aunque hay cosas, obviamente que son
claves para lo que venga después funcione bien.
Educar
en el respeto al otro.
- El primer paso está en manos de las estructuras y entre ellas el ámbito laboral, ése que dentro de las claves de un "trabajo digno" (el pasado 7 de octubre se celebraba) aporta a las familias no sólo un salario suficiente para poder mantener la unidad familiar sino también una proporción equitativa de los 3/3: 8 horas de trabajo, 8 horas de descanso y 8 horas para la convivencia; con condiciones de seguridad y salud óptimas en el ejercicio del trabajo. Si estos mínimos se cumplen... ello aportará a la familia mayor tranquilidad y podrá vivir sus relaciones internas de manera bien distinta, más centrada en sí misma. El Estado o autoridad autonómica debería velar para que el "derecho al trabajo" fuese una realidad para todos y para que este trabajo tuviese para todos esa dignidad mínima expresada en sus condiciones que se proponen o imponen a los trabajadores. A esto se le llama "respeto".
- El siguiente paso, o simultáneo, es que la familia debe dar en primer lugar en su relación de pareja. En ese modelo de relación se van a fijar nuestros hijos para desarrollarlo luego con sus iguales. También reproducirán la forma en que los padres nos relacionamos con todos nuestros hijos, el modo de resolver los conflictos, la toma de cualquier decisión, el modo de hablarnos, la forma en que demostramos que "la dignidad del otro es sagrada para nosotros" (tanto en el ambiente familiar como con otras personas). Esto tiene que ver clarísimamente con el "respeto".
- Si tenemos unas buenas relaciones de pareja, una buena relación padres-hijos,... no será difícil hilar un poco más fino en relación con lo que nuestros hijos ven, leen, con quiénes se relacionan, en lo que están (redes sociales, videojuegos, películas,...) y hacer diálogo al respecto con ellos ayudándoles a desarrollar el juicio crítico ante ciertos mensajes consumistas, enormemente violentos, degradadores de la dignidad humana que se venden a menores bajo el ropaje de "juegos de entretenimiento" (¿se han fijado ustedes en tanta cantidad de videojuegos que para alcanzar unas metas han de estar constantemente matando a personas y cualquier otro ser vivo que haya por medio?, ¿casualidad... o cierta intencionalidad subliminal?). También aquí está en juego el "respeto".
- Y ¿qué pensar si a renglón seguido nos empeñamos en tener una mayor y mejor relación con el centro docente al que apuntamos a nuestros hijos?. Familia y Escuela compartimos no pocos objetivos comunes, por lo tanto nos conviene -y muchísimo- ampliar y mejorar nuestra relación con todo el profesorado. Si nuestra relación va más allá de los contactos formales planteados por el propio centro docente y buscamos espacios en los que compartir dificultades y potencialidades, dudas y certezas,... y buscamos resolver en equipo cualquier situación que pueda afectar negativamente a nuestros hijos... estaremos en camino no sólo de descubrir cosas como ésta que este artículo señalaba sino también de intervenir a tiempo y hasta prevenirlas antes de que sucedan. Respeto mutuo y colaboración familia-escuela.
PARA AMPLIAR Y CONTRASTAR:
- ¿Tu hijo sufre algún tipo de acoso?.
- Le han pegado a mi hijo... ¿qué colegio es éste?.
- Soy docente, ¿cómo puedo detectar una situación de acoso?.
- Cómo detectar y combatir el acoso escolar en el aula.
- ¿Cómo detectar si nuestro hijo es acosador escolar?.
- Acoso escolar: ¿cómo detectar a los agresores?.
- Prevención y control del acoso escolar.
- Cómo prevenir el acoso escolar.
- Consejos para afrontar el acoso escolar.
- Mediación y negociación en el ámbito escolar.

PARA LA REFLEXIÓN Y DIÁLOGO EN FAMILIA:
- ¿Qué pensamos del artículo que motiva y abre esta entrada?. ¿Cuáles han sido nuestras conclusiones al respecto?.
- ¿Es importante la "educación en valores" que aterrice en prácticas y actitudes coherentes?. ¿Por qué?, ¿para qué?.
- ¿Cómo podemos educar en valores desde el hogar?. ¿Cómo ayudar a nuestros hijos a descubrir el valor sagrado de toda persona de tal manera que esa concepción les lleve a respetar plenamente la dignidad del otro?.
- ¿Cómo prevenir que nuestro hijo/a sea acosador/a o que pueda ser acosado/a por otros?.
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