Me comentaban hace unos días unos
amigos, que se vieron impresionados al ver en las calles de una zona de copas
muchos niños y niñas de unos trece años tendidos en el suelo con una
intoxicación por alcohol lo que se viene en llamar vulgarmente como borrachera.
Ya es desagradable ver a una persona
adulta privada de su control mental, y físico, por esta causa, pero es una
verdadera lástima que esto esté ocurriendo con excesiva frecuencia en niños y
niñas que ya no saben divertirse si no es con una copa en la mano.