Lo habremos oído alguna vez de nuestros hijos ¿verdad?, especialmente
cuando los resultados que trae a casa no son nada buenos.
Incluso puede ocurrir que veamos a nuestros hijos trabajar más que bien en
casa y resulta que al día siguiente, de regreso al hogar, nos trae una notita
en la agenda nada agradable; o bien unos cuantos resultados académicos nada
alentadores,... y cuando preguntamos por estas cosas nuestro hijo, hija, nos
sale con la frase:
- "Yo me esfuerzo mucho, ustedes lo ven en casa; en clase atiendo, aprovecho
bien el tiempo, estudio,... hago todo lo que me dicen,... ¡y luego esto!.
¡Papá, en ese colegio me tienen manía!".
¿Lo comprobamos?.
Es necesario comprobarlo; para ello sigamos los cauces adecuados:
1. Solicitemos entrevista
con el tutor o tutora de nuestro hijo para "esclarecer la situación".
o En primer lugar,
interesémonos por su proceso, cómo va en líneas generales; dejemos que el tutor
o tutora nos explique su situación actual.
o En segundo lugar
planteemos con franqueza las razones primordiales que nos llevaron a esta
entrevista: contrastar la versión de nuestro hijo con lo que ve este
profesional de la docencia.
2. SI ES CIERTO lo que
nuestros hijos dicen, entonces habrá que abordar con seriedad el conflicto;
primero con el profesor o profesora en cuestión, buscar las razones de ese
rechazo y subsanarlas. Y si no logramos entendernos con este docente...
tendremos que recurrir a la Jefatura de Estudios o a quien ostente el cargo de
Dirección del centro,... o a algún recurso de Mediación.
3. SI NO ES CIERTO lo que
afirman nuestros hijos... y además comprobamos que esto no es algo puntual sino que es una actitud constante.... entonces habrá que iniciar un proceso de trabajo
conjunto, bien coordinado, familia-colegio,... y reconducir la situación con
criterios comunes de actuación, proceso bien pautado y evaluación periódica del
mismo, hasta que podamos decir todos que se restableció la plena honestidad de
todos en este trabajo.
Los niños... no siempre dicen la verdad. No es nuevo decir esto, es obvio
que no siempre dicen la verdad. La cuestión no es tanto esto sino el averiguar
"por qué mienten a veces", sean niños o adolescentes o un poco más
mayorcitos". ¿Por qué mienten?.
A)- Por miedo al arresto, al castigo.
Si somos los padres a veces excesivamente duros; si imponemos arrestos o
castigos desproporcionados con la falta cometida; si somos violentos en la
manera de corregir; si...
Puede haber muchas otras razones que con toda lógica
lleven a nuestros hijos a tratar de "tapar" de alguna manera su mal
resultado o su mala conducta detectada en el colegio culpando a tal o cual
profesor o profesora (suponiendo que nosotros no contrastaremos su afirmación y
nos contentaremos con su explicación).
B)- Por vergüenza de sí mismos.
El que sus padres podamos pensar que "es mal estudiante, que no es
capaz de, provocar en nosotros decepción,..." puede ser también otra de
las razones y no menos importante: nuestros hijos están construyendo el concepto de sí mismos y necesitan de nuestro refuerzo para ello.
C)- Por engreimiento.
Cuando nuestros hijos se convencen a sí mismos de que ya hacen todo lo que
pueden y además a la perfección, y si no obtienen buen resultado ya no buscan
sus causas en sí mismos sino en quienes les califican o evalúan.
Si es A):
1. Revisemos nuestro
proceder como padres y educadores; hagamos autocrítica. No para machacarnos a
nosotros mismos sino para detectar las posibles conductas y formas de actuar
que han llevado hasta la fecha a la respuesta deshonesta de nuestros hijos.
2. Propongámonos maneras
concretas de ir desandando lo mal andado. No podemos volver al pasado pero sí
podemos hacer las cosas de manera diferente a partir de ahora. (Y si
necesitamos "ensayar", padre y madre, con diversos supuestos...
ensayémoslo entre nosotros y corrijámonos mutuamente, dejémonos ayudar por
nosotros mismos, con humildad y deseos de ganar esta partida).
3. Si necesitamos al
respecto ayuda, orientación, asesoramiento,... no dudemos un instante en
solicitarla.
1. Es obvio que en un caso
como en el otro hay una carencia importante de autoestima o una seria
malformación de la misma. Por lo tanto nuestros esfuerzos aquí irán orientados
a averiguar, con sentido de autocrítica, qué mensajes les hemos transmitido a
nuestros hijos para distorsionar la imagen de sí mismos: en el caso de B)
"haciendo que necesiten constantemente nuestra aprobación para sentirse
bien consigo mismos" y en el caso de C) "haciéndoles creer que son
perfectos en todo y que son incapaces de cometer errores".
2. Ideemos a renglón seguido
estrategias para corregir esa falsa autoestima, pensando en
situaciones concretas, cotidianas, las que vivimos cada día, a cada
instante,... y practicándolas cada vez que tengamos ocasión.
3. Busquemos también en
este caso la ayuda de quienes nos puedan orientar en este proceso si acaso nos
hallamos en dificultad o no tenemos claro cómo realizar esto.
Siempre y en todo caso:
1. Hablemos con nuestros
hijos sobre "la actitud de mentir o falsear la realidad"; no se trata
de redundar en los errores cometidos sino de "reflexionar sobre sus causas
y las consecuencias" y de ayudarles a descubrir que "de lo que se
trata ahora no es de lamentar lo sucedido sino de aprender de ese pasado para
construir relaciones nuevas que nos lleven a sentirnos bien con nosotros mismos
y con los demás".
2. Eduquemos en los valores
de la sinceridad, la honestidad, humildad y honradez. Eduquemos en valores, en
todos, pero especialmente en éstos ya que brillan por su ausencia en lo que
aquí hemos señalado.
3. Hagámosles sentir nuestro
amor incondicional, sea cual fuere su rendimiento académico, (sin dejar de ser
críticos con aquello que necesite corregirse) de tal manera que descubran que
el valor fundamental de todo no está en lo que hacen o aparentan sino en sí
mismos.
PARA NUESTRA REFLEXIÓN:
- ¿Cómo solemos justificar los
padres los errores en los que incurrimos: culpamos a otros o buscamos en
primer lugar aquello que dependa de nosotros?.
- ¿En qué medida influye nuestro
ejemplo en la conducta de nuestros hijos?.
- ¿Cada cuánto tiempo solemos
entrevistarnos con el tutor o tutora de nuestros hijos y los demás
profesores?. ¿Cuándo solemos hacerlo: de una manera regular o sólo cuando
hay problemas graves?.
- ¿Por qué y para qué mantener
regularidad en estos contactos padres-profesorado?.
PARA AMPLIAR, CONTRASTAR O PROFUNDIZAR:
- ¿Por qué los niños mienten?.
- Cómo responder a los hijos
adultos que mienten.
- ¿Por qué mentimos siendo
niños, jóvenes o adultos?.
- ¡El profe me tiene manía!.
- Guía para padres con hijos
suspendedores.
- Cómo, cuándo y por qué
cambiar al niño de colegio.
- La falsa autoestima.
- Autoestima verdadera VS
autoestima falsa.
- Cómo criar a un niño con alta
autoestima.

No hay comentarios:
Publicar un comentario