Salimos de casa de la mano mi hija y yo camino del horno de pan a
comprar un par de barritas. Ella me contaba lo feliz que se sentía por la
tablet y ese chándal que los Reyes Magos le habían traído porque era algo,
sobre todo la tablet, que deseaba desde hacía mucho tiempo y... ¡por fin!
llegó.
Mirando su preciosa cara y el brillo de
sus ojos se podía saber enseguida que no lo decía por quedar bien sino que era
algo que no podía callar: necesitaba expresarlo por todos los medios.
Uno pensaba en lo que eso suponía en estos
tiempos de precariedad y pensaba: "¿Cómo no somos capaces de provocar esa
mirada, ese gozo inmenso, esa expresión de enorme felicidad,... contemplando
cosas muchísimo más valiosas que esa tablet y los mejores trapitos del
mundo?". Y me salió una pregunta para ella:
- "¿Sabes cuál es el mejor regalo del
mundo que podemos recibir?". Ella, sabiendo a qué me dedico
profesionalmente, me respondió:
- "Papá, ya conozco tus preguntas pero... no lo sé con seguridad. ¿Los padres?".
- "La vida, hija mía, la vida. ¿De
qué servirían todas las cosas si no la tuviéramos?".
- "Pero la vida la tenemos todos los
días, en todo momento".
- "Eso es, la tenemos siempre; es tan
simple, es tan "normal"... que no la valoramos lo suficiente; con
ella nos viene todo, TODO,... y sin embargo...".
...
Me pregunté a mi mismo: "¿Cómo es que me cuesta tanto educar a mis hijos para
que valoren la enormidad de dones que reciben a diario?, ¿cómo no viven
entusiasmados y embelesados ante la maravilla de poder sentir, oir,
escuchar,... ver, poder hablar,... sentir el frío y el calor, la brisa del mar
y el viento impetuoso... sin maravillarse de todo ello o dejar de lamentarse
por las incomodidades que esa misma vida aporta?. ¿Por qué se van detrás de
otras cosas tan pasajeras y no se detienen ante el milagro que se produce a
cada segundo en sus vidas?".
"Inercia, corre-corre, "ya hablaremos de eso",
incoherencias, dar lo que piden... no lo que necesitan, suponer que...,
excesiva delegación, esperanzas no trabajadas,..." suelen estar en la
base de las causas de porqué sucede esto.
Pero ¡qué bueno que nos demos cuenta de que algo hay que cambiar, en alguna
nueva dirección hay que caminar!, ¡suerte la nuestra que podemos cambiar y
hacer nuevo un año nuevo, una vida nueva,... si queremos empeñarnos en ello y
perseverar en ese intento... porque serán muchos los intentos!.
Para enseñar a valorar lo IMPORTANTE.
Lo primero e insustituible es que lo vivamos nosotros mismos, los padres y
madres, los educadores. Si queremos que nuestros hijos, nuestros alumnos,
educandos,... valoren la importancia de algo es que lo demostremos con nuestro
ejemplo. Si nosotros no demostramos nuestro asombro y la gratitud por un día
nuevo al que nos abrimos... ¿cómo educar a nuestros hijos para que adquieran el
valor de la gratitud, admiración, la sensibilidad ante esta belleza?.
Y luego hay más:
- EDUCAR EN LA EXPRESIÓN DE LA
EMOTIVIDAD.
- Sin reprimirla ni etiquetarla
de mala o buena; los sentimientos no son buenos ni malos, no tienen carga
moral; sólo la forma de expresarlos puede ser positiva o negativa.
- Acogiendo y fomentando el
hablar con naturalidad de lo que sentimos, tanto si nos parece un
sentimiento agradable como desagradable; acoger incondicionalmente.
- Dando nombres concretos a esos
sentimientos sin avergonzarnos de ellos ni culpabilizar a nadie por
experimentarlos.
- Indagar y razonar sobre las
causas de esta emotividad, especialmente cuando en ella nos sentimos mal
pero también cuando lo que experimentamos es gozoso porque podremos
fomentar maneras de afianzar una vida más realizante, más acorde con
nuestras ansias de felicidad.
- ...
- EDUCAR EN LA SENSIBILIDAD ANTE
LA REALIDAD COTIDIANA.
- "¿Qué piensas de eso
que acabas de ver y escuchar, hijo?" puede ser una manera de
entrar en un diálogo que ayude a nuestros hijos a vivir la vida y no sólo
pasar por ella de puntillas. De ahí pueden surgir un amplio y fecundo
diálogo que nos aportará muchos elementos para seguir en esa amplitud y
calidad de nuestra comunicación.
- Una excursión a la montaña, a
una zona boscosa, a la costa,... y promover la observación de los
pequeños detalles, las maravillas de la vida allí expresada en mil
formas, colores, sonidos y aromas,... pueden ayudar a descubrir lo
insospechado y por esa misma lógica hacer caer en la cuenta de cuánto nos
puede enseñar la capacidad de ESCUCHA de todos nuestros elementos
cotidianos.
- Valorar nuestros
comportamientos, palabras, pensamientos,... de manera que descubran sus
consecuencias y el cómo todo ello nos lleva a sentir de una manera o de
otra, y así darse cuenta de que nada es inocuo, por pequeño e
insignificante que parezca.
- ....
- EDUCAR EN LA GRATITUD. (Ya que
estamos).
- Enseñar el significado de
expresiones de gratitud; decir "gracias" cada vez que recibimos
un servicio, una ayuda de alguien, un gesto de cortesía,...; dar las
gracias es gratis, no cuesta nada y sin embargo no tiene precio la
sonrisa y la mirada de quien nos corresponde a esa palabra.
- Enseñar a adquirir el hábito
de realizar gestos de generosidad, amabilidad o cortesía en múltiples
circunstancias (antiguamente a esto se le llamaba "reglas de
urbanidad"; prescindiendo de ciertas rigideces innecesarias, sin
embargo es importante que rescatemos el valor de expresar esa bondad en
cualquier ocasión: cediendo el paso en una estrechez, el asiento en una
guagua, acompañar a un anciano en un paso de peatones, ayudar a subir la
compra al hogar,...), siempre sin esperar ni exigir exterior ni
interiormente nada a cambio.
- Caer en la cuenta de cuán
nefastos efectos produce la ansiedad: ésa que nos lleva a lamentarnos
siempre por lo que no tenemos o no somos y que nos minimiza e impide
descubrir el valor de quienes somos y de lo que ya tenemos.
- Enseñar a mirar la realidad
con trascendencia: mirando la realidad no como instantes estáticos o
compartimentos estancos y puntuales sino en sentido dinámico, en su
conjunto, mirando la trayectoria de los acontecimientos y las enseñanzas
que podemos obtener de ese análisis. De manera que descubramos el "sentido"de
las cosas, de cada instante o momento de nuestras vidas.
- No dejar pasar ni un solo día
en que como familia nos dediquemos unas frases de gratitud por lo que
recibimos y lo que somos, ensalzar los valores que descubrimos en el
otro,... de manera que crezca la positividad tanto en nuestros
pensamientos y palabras como en los hechos y actitudes.
- ...
PARA LA REFLEXIÓN EN FAMILIA:
- ¿Qué gestos de gratitud y
gratuidad observan nuestros hijos de nosotros los padres y madres cada
día?. ¿Qué pensamos de eso de que "ya se darán cuenta" o bien
"que son muy pequeños para que se puedan dar cuenta"?.
- ¿Qué mensajes observamos en el
vídeo con la canción de Dani Martín al principio de este artículo?. ¿Cómo
les educamos en la capacidad de admiración ante el milagro de la vida de
cada día?.
- ¿Que ideas o propuestas de las
aquí expuestas vemos que nos pueden servir mejor a nuestro ideal de educar
en la sensibilidad, capacidad de agradecer quienes somos y lo que
tenemos?, ¿qué otras añadiríamos?.
- ¿Para qué nos puede servir la
educación en estos valores?.
- ¿A qué nos comprometemos o
podríamos comprometer hoy para concretar algo de lo aquí expuesto o
razonado por nosotros mismos tras la lectura de este artículo?.
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